El humorista presenta en teatro, junto a David Rotemberg, un show que va cambiando al ritmo de la efervescente realidad.
|
Tímido e introvertido es Ariel Tarico. Monocorde también, aspecto llamativo o al menos curioso para alguien que es conocido como “el hombre de las mil voces”. A los 33 años, el humorista e imitador santafesino, que lleva trabajando en la primera liga más de la mitad de su vida, exterioriza lo que les pasa a muchos de sus colegas: son parcos, no suelen ser el centro de la mesa, son más silenciosos que locuaces, pero tienen la sagacidad de un lince para estudiar y observar al otro. “No tengo una personalidad jocosa. En el escenario soy de una manera y fuera de él tengo una forma más apagada. Me gusta ceder el protagonismo”. Así fue construyendo su sólida trayectoria, trabajando con importantes conductores de radio y televisión como Néstor Ibarra, Lalo Mir, Magdalena Ruiz Guiñazú, Santo Biasatti, y Roberto Pettinato, entre otros. Imitadores radiales: el oficio de clonar voces Ahora acaba de desembarcar con su show teatral Tarico on the Rotemberg. Tomátelo con joda, junto a David Rotemberg, en el Centro de Arte RadioCity de Mar del Plata (domingo y lunes) y en el porteño Maipo (los martes). “Es algo así como un extra brutpara pasar el mal trago que agrieta a los argentinos”, describe Tarico, quien reconoce que su actividad “estresa y desgasta porque la Argentina es un país que no te da tregua un segundo. Yo cambio el guión en cada show, me voy actualizando sobre qué sucede en la política y el espectáculo para volcarlo a mis personajes. Lo disfruto, eh, pero también sufro esa adrenalina permanente”. Cuenta Tarico que un rato antes de cada función arma una suerte de polémica en el bar con Rotemberg y el director Carlos Signetti para hacer los punteos y definir en qué temas hacer foco. Sí, en cambio, hay una columna vertebral de criaturas fijas: “Tengo mis preferidas, que son Sergio Massa, Mirtha Legrand y Lilita Carrió y están los más festejados por el público, como ocurre con “Hugo Moyano, Nelson K y Santiago del Moro”. Deja en claro que no se detiene en lo ideológico, ni busca dañarlos ni ridiculizarlos, sino que se luzcan y se muestren amigables y cariñosos. Afirma que no le tocó bajar un personaje por carecer de buena reputación. “Hacemos prueba y error, si vemos que no funciona, lo sacamos. Ahora estamos testeando con Serafín Dengra y gusta mucho cuando dice ‘pura sangre, evadí, evadí, never pony'”. ¿Cómo se informa ante el vendaval de noticias? “Hago zapping en todo: tele, radio y portales de internet. Y Twitter es una fuente consultada, porque con el avance tecnológico a las ocho de la mañana el diario ya es viejo. Adquirí una gimnasia que me permite ir aggiornando cada personaje”. ¿Y se puede parar? “En algún momento del día me desenchufo, lo tengo que hacer aunque me cueste, porque tengo dos hijos chiquitos”. Tarico no deja de sorprenderse con el efecto arrasador que significó, tal vez, su imitación vedette: Nelson K, un personaje sustancial en la estructura de Bella Tarde, el ciclo que conduce Nelson Castro por TN. “Es extrañísimo que haya funcionado y más en un canal de noticias ávido del último momento. Pero evidentemente pegó y de alguna manera ablanda y distiende, y muchos seguidores me dicen que es su compañía diaria”. |