Desde que asumió el Pontífice argentino ya estuvo en Brasil, Ecuador, Bolivia, Paraguay y en Colombia. En total, ya realizó 22 viajes.
Desde aquella famosa fumata bianca (humareda blanca, en español) y la posterior frase “Habemus Papam” cuando se designó al cardenal argentino Jorge Bergoglio como nuevo Papa, ya pasaron casi cinco años. Desde entonces quien eligió llamarse Francisco para ser nombrado, ha realizado 22 visitas apostólicas en las que abarcó 31 países.
Entre todas ellas tres veces vino a América del Sur. La primera fue a Brasil en 2013; la segunda a Ecuador, Bolivia y Paraguay en 2015 y la tercera a Colombia en setiembre de 2017, mientras que la cuarta será a Chile y Perú entre el 15 y el 21 de este mes.
La visita del Papa Francisco a Brasil se realizó entre el 22 y el 29 de julio de 2013 en el marco de las “XXVI Jornadas Mundiales de la Juventud” (JMJ). La playa de Copacabana en Río de Janeiro fue el epicentro en el que se reunieron millones de jóvenes peregrinos dispuestos a escuchar la palabra del recientemente nombrado Sumo Pontífice.
En cada una de sus intervenciones públicas, así como a través de las redes sociales, Francisco alentó a los jóvenes a concretar una revolución de la fe, a “meterse en la vida”, ser protagonistas del cambio, interesarse por la política y los problemas sociales y no dejarse ganar por la apatía.
El evento más recordado en este lado del continente fue la misa exclusiva para fieles argentinos. Allí exhortó a los jóvenes a “Hacer lío en las diócesis”. “Quiero que se salga afuera, que la Iglesia salga a las calles. Las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir. Si no salen se convierten en una ONG ¡y la Iglesia no puede ser una ONG!”, fue una de las frases más recordadas de aquella visita.
En Ecuador, Bolivia y Paraguay el Papa estuvo desde el 5 al 12 de julio de 2015. Allí cumplió con una apretada agenda que incluyó cinco misas, más de 20 discursos, paseos por las calles de los tres países y visitas de cortesía a los presidentes de los tres Estados.
En sus exposiciones insistió con la necesidad de sumar fuerzas, dejar de lado el egoísmo y actuar a favor del bien común, así como de un cambio de sistema en el que estén incluidos los humildes.
Uno de sus discursos más sobresalientes lo dio en Bolivia donde pidió perdón por la complicidad de la Iglesia en la opresión de América Latina durante la época colonial. De hecho, el Sumo Pontífice hizo un mea culpa “por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”. Asimismo se refirió a un “nuevo colonialismo” en el que prima la acumulación del dinero y no hace más que degradar al ser humano.
Desde el 6 al 10 de setiembre del año pasado estuvo en Colombia e hizo base en Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena. En sus intervenciones clamó por una solución para la crisis en Venezuela y el fin de la “cultura de la muerte” en Colombia. Durante las intensas jornadas, Francisco abogó por un pacto de reconciliación en ese país que incluya verdad y justicia para las millones de víctimas del único conflicto armado en América. Por otra parte, condenó el narcotráfico y a quienes lucran con él. En su paso por esas tierras apoyó el acuerdo que condujo al desarme y transformación en partido político de los rebeldes de las FARC.
La cuarta visita será desde mañana a Chile y Perú hasta el 21 de este mes. En total allí oficiará cuatro misas masivas: tres en el primer país (Santiago, Iquique y Temuco) y una en el segundo (Lima).
Según expertos consultados por este diario, se prevé que en Chile se refiera además de a la problemática social y económica, a la situación del pueblo mapuche. En Perú, en tanto, se prevé que se referirá a la deforestación de la Amazonía, en concordancia con la encíclica Laudato Sí, escrita por el Papa en 2015. Por otra parte se espera que, como es su costumbre, se refiera a la marginación, pobreza y acumulación de unos pocos, como lo hace en cada una de sus visitas, sobre todo en Sudamérica.