Además sugirió la necesidad de que el receso judicial no alcance a los fiscales porque “los crímenes no dejan de ocurrir en enero”
“Por supuesto que la seguridad es la policía, pero también es un trabajo conjunto con la Justicia y de las áreas sociales”, sostuvo ayer el gobernador Miguel Lifschitz sobre la ola de violencia con la que empezó el año 2018 en la zona sur de Rosario. El mandatario deslizó, en sintonía con lo expresado días atrás por su ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro, cierta responsabilidad de la Justicia en el tratamiento de los casos en los que están involucrados los protagonistas de esta seguidilla de crímenes que aparecen vinculados a un complejo enfrentamiento barrial que tiene a las familias Funes y Caminos como partes visibles de una trama tal vez mucho más grande si se la mira debajo de la superficie.
“Es un tema que nos preocupa. Este pico de violencia es un caso puntual y requiere una mirada muy especial”, afirmó ayer Lifschitz al ser consultado en el marco de una recorrida por el aeropuerto de Fisherton luego de la cual, adelantó, mantendría reuniones con el equipo de Seguridad de su gabinete. En ese sentido, si bien eludió criticar la feria judicial como había hecho Pullaro, pidió más presencia de fiscales en estos meses ya que “los crímenes no dejan de ocurrir en enero”.