El Papa Francisco instó a los peruanos a “no ser indiferentes” y se refirió a los “ciudadanos a medias”.
El Papa Francisco cerró la gira por Chile y Perú con una misa en la base aérea de Las Palmas, en Lima, que reunió ayer a 1.300.000 fieles de todas partes del mundo. En la multitudinaria ceremonia religiosa, de la que participó el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, el Sumo Pontífice instó a los presentes a “no ser indiferentes” y se refirió a los “ciudadanos a medias”.
Los fieles que participaron de la última misa oficiada por Francisco en el marco de su gira papal, se acercaron a la sede donde se ofició el encuentro desde ayer por la madrugada, superando ampliamente las expectativas de los organizadores.
“Mirando la ciudad podríamos comenzar a constatar que existen ciudadanos que consiguen los medios adecuados para el desarrollo de la vida personal y familiar -y eso nos alegra-, el problema está en que son muchísimos los ‘no ciudadanos’, ‘los ciudadanos a medias’ o los ‘sobrantes urbanos’ que están al borde de nuestros caminos”, remarcó el Papa, durante la celebración religiosa.
Además, advirtió: “Ellos van a vivir a las márgenes de nuestras ciudades sin condiciones necesarias para llevar una vida digna y duele constatar que muchas veces entre estos ‘sobrantes humanos’ se encuentran rostros de tantos niños y adolescentes. Se encuentra el rostro del futuro”.
En tanto, señaló la importancia de contribuir mediante la “compasión”. “Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado, es una sociedad cruel e inhumana”, manifestó, ante la mirada atenta de la multitud.
De esta manera, el Papa finalizó su sexto viaje oficial por Latinoamérica, en el que recorrió 2 países, 6 ciudades y encabezó una larga lista de actividades: ofició varias misas, hizo recorridas a bordo del Papamóvil, se reunió con representantes de pueblos originarios y hasta visitó una cárcel de mujeres.
“Jesús sigue caminando por nuestras calles, sigue al igual que ayer golpeando puertas, golpeando corazones para volver a encender la esperanza y los anhelos: que la degradación sea superada por la fraternidad, la injusticia vencida por la solidaridad y la violencia callada con las armas de la paz”, concluyó el Papa, antes de su regreso a Roma.