Oriel Paduán recibió el llamado telefónico de Mauricio Macri en el mes de julio del año pasado. Seis meses después anunció la quiebra de su empresa y la puesta en venta de todo lo que tiene, incluso un galpón que terminó de construir en el Parque Industrial. Está arreglando con los trabajadores con retiros voluntarios.
Roberto Paduán creó la empresa en la década del 70 y desde aquel momento trabajó a destajo en calle 21, a metros de la Ruta Nacional N° 11, en la ciudad de Avellaneda – Santa Fe. En los años de bonanza la empresa llegó a tener hasta 30 empleados.
Oriel intentó no dar culpas ni al gobierno kirchnerista ni al macrista por haberse fundido trabajando pero sí contó que jamás pudo acceder a un crédito blando como para poder encarar nuevas invertiones como la “automatización” del sistema de fundición que es lo que se usa en las grandes metalúrgicas.
La empresa, emblema de la región y particularmente de la ciudad de Avellaneda, se encargaba de la fabricación de cocinas a leña, salamandras, termotanques, hornos y piezas de maquinaria y molinos, todo en fundición de hierro.
En julio del año pasado Mauricio Macri llamó a la empresa para felicitarlos por el empuje y por estar trabajando intensamente. Ya en ese momento Oriel lo atacó con algunos pedidos y necesidades y el Presidente decidió “terminar la comunicación” apurado por los reclamos. Esa comunicación, que tuvo algunos reclamos por parte del empresario, no fue publicada por los medios como lo hace la presidencia con las que son condecendientes con el primer mandatario nacional.
A los seis meses de esa noticia la Unión Obrera Metalúrgica comunicó que la empresa se cierra y que están llegando a un acuerdo con los trabajadores. “Es una situación muy difícil la que vive el sector”, comentó Ramón Acosta, que además es titular de la CGT local.
Por su parte el empresario dijo que “toda la familia está mal” y que ahora lo que queda es “respetar el compromiso con los trabajadores” e ir pagando las indemnizaciones que ya están arregladas con “el 99% de los trabajadores”.
Finalmente la empresa puso “todo en venta” desde el galpón que quedó terminado pero sin estrenar en el Parque Industrial y toda la maquinaria que está dentro. Si después de pagar todas las deudas queda algo emprenderán junto a su padre y su hermana algún otro proyecto pequeño.
En la calle quedan 16 trabajadores más todos los trabajos indirectos que se pierden con el cierre de esta industria.