Sorpresa causo la llegada de Gendarmería a la ciudad de Vera, donde en la tarde de este domingo se realizó un allanamiento, en el domicilio de la familia de uno de los policías baleados en la noche del viernes 8, en inmediaciones de Plaza Clucellas.
La orden fue impartida por el Juzgado Federal de Rafaela y esta relacionada al confuso episodio donde dos policías, que pertenecen a la Dirección Seguridad Vial de Santa Fe, fueron baleados por delincuentes mientras realizaban un control vehicular en la intersección de la ruta nacional 19 y la ruta 13, en cercanías a la localidad de Plaza Clucellas.
Los agentes, el oficial Matías Cuevas de 29 años y el suboficial Matías López, verense de 25, detuvieron la marcha de un automóvil marca Toyota Corolla, de antiguo modelo, que circulaba en dirección oeste-este, en el que se conducían los sujetos.
Según la versión policial, estos últimos descendieron y comenzaron a intercambiar disparos con los policías, quienes resultaron heridos. Los malhechores roban el móvil policial, una camioneta Amarok, las armas reglamentarias, una escopeta semiautomática, dos chalecos antibalas y se dan a la fuga.
Se inicia un operativo cerrojo y a través del GPS se detecta que el patrullero había ingresado a barrio Acapulco de Josefina donde lo prendieron fuego. Las armas aparecieron a los pocos metros del lugar donde fue encontrada la camioneta. Se da intervención a la justicia federal porque en el uniforme de López se habría encontrado una cantidad importe de bochas de cocaína y las llaves del automóvil.
La salud de los uniformados
Este domingo le quitaron el respirador a Matías López, oriundo de Vera, quien recibió un disparo en el abdomen. Por su parte Matías Cuevas está más complicado, tiene un disparo que ingreso arriba de su ojo, quedando la bala alojada en cercanía del cerebro.
Indignación del padre de Matías López
Miguel López, padre de Matías y también integrante de la policía de la provincia de Santa Fe, sostuvo que se han escrito y dicho muchas cosas que no son ciertas, donde ponen a su hijo Matías, como un narcotraficante.
En dialogo con el portal Utrapol, Miguel aseguro que a su hijo “lo obligan a cagar a la gente, a hacer actas inexistentes, quieren que fabriquen procedimientos”. A su vez sostuvo que lo ocurrido es responsabilidad de los superiores de la Policía Vial, con asiento en Rafaela, quienes lo “regalaron” tanto a su hijo Matías, como al compañero Matías Cuevas.
Con respecto al allanamiento en su domicilio dijo, “me dieron vuelta toda la casa, no encontraron nada, porque somos una familia de policías con mayúsculas; tengo dos hijos en la fuerza de seguridad, somos gente decente, y pongo las manos en el fuego por mis hijos; lo que tengo en mi casa lo he hecho con sacrificio”.