El viernes pasado a las 4 de la madrugada, siete amigos vivieron una pesadilla cuando la Policía los detuvo sin causa en las Cuatro Plazas en la zona oeste de Rosario, donde estaban sentados después de comer un asado. La peor parte se la llevó un técnico electrónico de 22 años, a quien lo golpearon hasta desfigurarlo, le cortaron las rastas que tenía hasta la cintura con un cuchillo y le dispararon con munición antitumulto en las pantorrillas cuando intentó escapar de los golpes y los culatazos. También uno de los policías le apuntó con su arma reglamentaria, pero se frenó ante los gritos del resto de los pibes, quienes también recibieron golpes.
A la única chica que había en el grupo le dijeron que era la puta del barrio, la insultaron hasta cansarse haciendo gala de su capacitación en género. Los jóvenes estuvieron desde las 4 de la madrugada hasta las ocho de la noche del viernes esposados en la comisaría 14ª. La detención cesó cuando la defensora oficial Maricel Palais llamó al fiscal Fernando Dalmau, quien en ese momento intervino.
Este jueves después de atender a las declaraciones de los acusados y la víctimas, el juez Santiago Becerra resolvió la imputación de los suboficiales Mariano Saavedra, Erika Denis, Walter Durate, que resvisten tareas en el Comando Radioeléctrico; a los cabos Ariel Godoy y Santiago Moran y al también suboficial Roberto Salinas, de la Policía de Acción Táctica (PAT). Una suboficial, Cristina G., se encuentra prófuga.
Saavedra y Denis quedaron en prisión preventiva, mientras que a todos los policías imputados se les prohibió tener contacto con las víctimas. La medida se tomó en función de la denuncia que hicieron las víctimas ante el tribunal y organizaciones de derechos humanos en la que aseguran que esta semana fueron blanco de acciones intimidatorias de parte de uniformados.