Los dos diseñadores del “Verrückt”, el tobogán de agua más alto del mundo, fueron incriminados por homicidio no premeditado por la muerte de un niño de 10 años en el juego instalado en un parque de diversiones acuáticas en Kansas, Estados Unidos.
La muerte de Caleb Thomas Schwab, hijo de un legislador del estado de Kansas, ocurrió en agosto de 2016 cuando se deslizaba por el tobogán acuático “Verrückt”, que en alemán significa “loco” o “demente”, y salió expulsado de la balsa en que se desplazaba e impactó con una barra de metal que lo decapitó, según consignó ANSA.
Tan alto como las cataratas del Niágara, el tobogán tenía hasta 2014 restricciones para su uso por lo que solo era permitido su acceso a personas mayores de 14 años y con 1,37 metros de altura, y había sufrido modificaciones cuando varias balsas salieron volando luego de unas pruebas de rutina.
Pero, según consignó el diario USA Today, esos requisitos fueron eliminados, lo que permitió que Caleb pudiera subir sus 264 escalones hasta lo más extremo del juego.