El encuentro se hará en Perú y estuvo en duda por la crisis que derivó en la renuncia de Kuczynski.
Tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski a la presidencia de Perú, la calma volvió al escenario político de ese país. Y así, con la continuidad institucional asegurada, llegó la confirmación oficial: el presidente Mauricio Macri estará en la próxima Cumbre de las Américas, que se realizará durante dos días en Lima, el 13 y 14 del mes próximo.
“La salida de Kuczynski trajo incertidumbre, pero todo parece seguir el camino institucional”, afirmó una alta fuente del gobierno argentino.
La asunción de Martín Vizcarra como nuevo presidente sirvió para confirmar, a la vez, la realización de la cumbre regional y la participación de Macri, cuya participación estuvo en duda en los días previos al tratamiento legislativo de la moción para destituir a Kuczynski.
Acorralado por la oposición, el presidente de Perú renunció finalmente el miércoles pasado, un día antes del debate legislativo. En los días previos a esa renuncia, y como había anticipado LA NACION, Macri habló de la inestabilidad política peruana con su par colombiano, Juan Manuel Santos. La preocupación era concreta: que Kuczynski deba dejar su cargo por los presuntos sobornos recibidos de la constructora brasileña Odebrecht mientras era ministro de Alejandro Toledo.
El gobierno argentino dejó entonces en una impasse el viaje presidencial, hasta que se “aclarara el panorama”. Ahora, cerca de Macri aseguran que están dadas las condiciones para participar de la cumbre, cuya organización ya acumula polémica desde hace tiempo. Kuczynski había invitado, y luego retirado, la invitación al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien sigue sosteniendo que viajará de todos modos, “para defender la verdad de Venezuela”.
Maduro podría cruzarse en los pasillos de la sede del encuentro con el presidente norteamericano, Donald Trump , un firme opositor al régimen chavista, que concretaría así su primer viaje a América Latina desde que llegó a la Casa Blanca.
Macri, en tanto, veía con buenos ojos la continuidad del presidente peruano, quien lo había visitado en noviembre del año pasado y con quien compartía su visión sobre la “falta de democracia” y la “necesidad de elecciones libres” en Venezuela.
