El estudio incluyó a once de las marcas más famosas y abarcó a nueve países distintos.
Un estudio de la Universidad Estatal de Nueva York despertó la alarma sobre el agua embotellada.
Si bien es considerada por todos como más saludable que el agua de la canilla, según este trabajo más del 90% del agua embotellada que se vende en el mundo está contaminada con pequeñas partículas de plásticas.
Así que al inmenso problema que el plástico representa para los ecosistemas (especialmente los océanos), ahora se le suma una posible afectación a nuestra salud.
Y es algo que no distingue entre países ni marcas…
El estudio encontró “contaminación general” en el agua embotellada de nueve países distintos.
En total, analizaron 259 botellas de Brasil, China, India, Indonesia, Kenia, Líbano, México, Tailandia y Estados Unidos.
Sorprendentemente, el 93% de las muestras contenían plástico, e incluía a once marcas distintas, entre ellas algunas tan conocidas como Aqua, Aquafina, Evian, Nestlé Pure Life y San Pellegrino.
La mayoría de las partículas eran polipropileno, nylon y tereftalato de polietileno (PET, por sus siglas en inglés), que son utilizados para hacer las tapas de las botellas.
Las concentraciones halladas iban de cero partículas ¡hasta las 10.000 por botella!
En promedio, por litro se encontraron 10,4 partículas de plástico de unos 0,10 milímetros de tamaño. Pero si de partículas más pequeñas se trata, el promedio fue de 325 por litro.
“En este estudio, el 65% de las partículas encontradas era fragmentos y no fibras”, dijo la investigadora Sherri Mason a la agencia AFP. “Creo que la mayor parte del plástico que estamos viendo viene de la botella en sí, de las tapitas y del proceso de embotellamiento”.
¿Es riesgoso para la salud?
Por el momento, no hay suficiente evidencia sobre el efecto que tiene en la salud el ingerir micropartículas de plástico.
“Hay conexiones con aumentos en ciertos tipos de cáncer, bajo conteo de espermatozoides, condiciones como el trastorno por déficit de atención y el autismo”, afirmó Mason.
“Sabemos que están relacionados con estos químicos sintéticos que están en el ambiente y sabemos que los plásticos están ofreciendo una ruta para que esos químicos entren en nuestros cuerpos”, agregó.
Sin embargo, no hay evidencia concluyente sobre si las partículas de plástico son malas en sí mismas; pero sí se comprobó que esas partículas pueden absorber y liberar químicos y bacterias potencialmente dañinos.