Cientos de jóvenes oriundos de Vera, Calchaquí y Reconquista, que abandonaron la escuela secundaria y no tienen trabajo, transitan la última etapa del Programa Nueva Oportunidad, una de las políticas públicas del gobierno de Santa Fe que se afianza con éxito.
Adentrándonos en la localidad de Vera, ubicada en el norte santafesino, chicos entre 15 y 30 años encontraron un espacio de integración, capacitación y participación, donde no sólo aprenden un oficio, sino también generan nuevos vínculos y proyectan un futuro diferente al que tenían en mente un año atrás.
De esta manera, en “El Nueva” – como lo llaman ellos – los pibes se forman en cocina, panificación, electricidad, huerta, herrería y albañilería, con herramientas específicas que les permiten construir un nuevo trayecto en sus vidas, por medio de un acompañamiento pedagógico concreto.
AUDIO: Ramón Ríos (Coordinador de Programa) y Sergio Rojas (Coordinador Plan del Norte)
CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
En la nueva Escuela de Educación Secundaria Orientada N° 702, ubicada en barrio Itatí de Vera, se reunieron el pasado martes 27 de marzo, los jóvenes que participan de las capacitaciones de huerta y albañilería, para ver la conclusión de los trabajos llevados adelante en el patio de la institución, así como para dialogar acerca de las experiencias cultivadas en este tiempo.
Al respecto, Ramón Ríos, coordinador de la Zona Norte del Nueva Oportunidad, explica que están “finalizando la primera etapa del programa que comenzó en junio de 2017. Hoy organizamos un encuentro entre los dos grupos de huerta y albañilería, porque nos parecía importante poder contar las experiencias vividas en este trayecto. Venimos transitando con un promedio de 15 jóvenes en cada una de las capacitaciones. Este programa marca una oportunidad para muchos jóvenes de poder formarse, en una capacitación que ellos eligen, porque siempre, al comienzo, se las da la posibilidad de escoger la formación que quieren realizar”.
Asimismo, Ríos define que “el beneficio para ellos es compartir con otros chicos, que han dejado la escuela por diferentes motivos, un espacio que no es obligatorio, sino que lo hacen a conciencia todos los que participan. Ellos vienen, aprenden y también hacen sus prácticas comunitarias; porque la capacitación busca eso, que exista un fin laboral, productivo, y ése es el sentido que le encuentran. Podemos decir, con orgullo, que muchos de los jóvenes que han formado parte del Nueva Oportunidad hoy están trabajando y tienen su propio emprendimiento”.
Por su parte, Diego Senn, uno de los capacitadores, asegura que “al principio costó un poco la vinculación, pero no fue difícil porque algunos chicos nos conocíamos, y con los que aún no, pudimos lograr organizarnos, de a poco construimos una relación y hoy terminamos siendo amigos”. Y mientras Diego habla, los jóvenes comparten mates, charlas y risas, dejando en evidencia que lo que su capacitador dice es verdad, y que esto no es el fin del libro, sino sólo de un capítulo más.
De ahí en adelante, el coordinador del Plan del Norte, Sergio Rojas, marca que “el Nueva Oportunidad inició en los barrios más vulnerables de Rosario y Santa Fe, y después se sumaron las ciudades de Vera, Reconquista y Calchaquí, lo cual implica una revalorización y priorización de las localidades del norte santafesino. Por eso me parece importante destacarlo, porque esto también es reconocido por los propios acompañantes y los mismos chicos”.
Rojas prosigue así aseverando que el éxito del programa “significa que no estamos por el camino equivocado, que estos jóvenes si tienen el espacio necesario, lo aprovechan; y que estas políticas públicas, que no se ven en el día a día, siempre tienen sus frutos y establecen un antes y un después en la historia de cientos de chicos que ven en el Estado una nueva oportunidad para conducir sus vidas”.
Hoy la E.E.S.O. N° 702 ya cuenta con un nuevo playón construido por los jóvenes de albañilería, columnas de iluminación hechas por el grupo de electricidad, y una huerta donde se cultivan alimentos… Resultado no de una contratación de operarios, sino de chicos que demuestran, cotidianamente, que con apoyo, formación y compromiso, la propia realidad puede ser muy diferente.