Llenos de las propiedades que regala la naturaleza, son aliados a la hora de curar dolencias, balancear estados de ánimo y mejorar el aspecto de la piel.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que no son lo mismo los aceites esenciales que los aceites fijos. Mientras que los primeros se obtienen a través de la destilación de plantas (y en caso de los cítricos, por el prensado de las cáscaras), la realidad es que no son verdaderamente aceites, porque no contienen ácidos grasos ni se ponen rancios. Los fijos, en cambio, sí lo son: vienen del prensado de semillas y son los que utilizamos normalmente en la cocina y los que a su vez forman parte de las cremas y ungüentos que nos aplicamos en el cuerpo.
¿Cómo los diferencias? Es simple: cuando colocas una gota de aceite esencial en una servilleta de papel, con las horas tiende a desaparecer, mientras que las gotas de aceite fijo quedan ahí, no se evaporan.
LAS BONDADES DE LOS ACEITES ESENCIALES
Tienen efectos inmediatos y un enorme espectro de acción: si bien actúan sobre piel, al ser volátiles y evaporarse fácilmente, se dirigen directamente por vía olfatoria al sistema nervioso central. Además, son los únicos principios activos capaces de llegar con facilidad al sistema límbico, el lugar en donde se procesan las emociones a nivel nervioso. Esa es la razón por la que cuando percibimos un aceite esencial de lavanda, por ejemplo, sentimos un bienestar casi instantáneo.
¿Cómo se usan?
Lo ideal es ponerlos en un hornillo con agua, o bien olerlos directamente del frasco. Nunca colocarlos puros sobre la piel, salvo que estén diluidos en un aceite fijo.
¿Cuáles no te pueden faltar?
DE MENTA: es ideal para combatir estados de fatiga o atravesar momentos de mucha exigencia, porque mejora el rendimiento mental y el embotamiento y favorece la atención, la concentración y la memoria. Mientras que a nivel emocional ayuda a mirar la vida de forma más positiva, aportando claridad y evitando el rollo mental; a nivel físico -cuando es aplicado como tónico sobre la piel- mejora los casos de sinusitis y estimula la circulación sanguínea.
DE LAVANDA: es ideal para mejorar situaciones de tensión nerviosa, estrés, ansiedad e insomnio. Aplicado sobre la piel calma dolores musculares y contracturas.Además, es repelente de mosquitos y de piojos.
DE BERGAMOTA: es un ansiolítico y calmante del sistema nervioso que ayuda a equilibrar las emociones. Aplicado con masajes suaves sobre la zona digestiva ayuda a calmar cólicos y favorece la digestión. Eso sí, jamás te lo apliques si te vas a exponer al sol porque es un aceite esencial fotosensible y puede manchar la piel.
DE MELISA: es un poderoso aceite esencial que se usa en caso de crisis emocional, shock, depresiones y situaciones extremas en las que necesitamos calmarnos rápidamente. Aplicado sobre el pecho ayuda a calmar arritmias y palpitaciones, además de mejorar casos de asma o alergias respiratorias.
DE LIMÓN: se usa mucho para purificar los ambientes cargados de energías negativas. Colocado sobre la piel mediante masajes favorece y tonifica la circulación linfática y venosa y combate la celulitis. Emocionalmente nos ayuda a sentir confianza y a favorecer el poder personal.
DE ROMERO: estimula la mente y refuerza la memoria, la atención y la concentración, ayudándonos a sentirnos menos “colgados”, con los pies en la tierra y prestando atención a lo que es importante.Es bueno para combatir el cansancio mental y la somnolencia.Además calma los dolores de cabeza que suelen aparecer luego de un gran esfuerzo mental.
DE CALÉNDULA: es un gran aliado para mejorar las pieles agrietadas y las estrías, así como para aliviar los pezones de las madres que están amamantando. Si bien se consigue como aceite esencial, también se puede obtener colocando flores de caléndula secas dentro de un frasco con aceite, por ejemplo, de girasol (200 gramos de flores por litro de aceite). Se deja macerar un mes y después se cuelan las flores, cuando se nota que el aceite se tornó del color de los pétalos. Al aplicarlo directamente sobre la piel ayuda a cicatrizar y regenerar.
ACEITES FIJOS
Se usan directamente sobre la piel, solos o combinados y se consiguen en herboristerias o dietéticas. Los que son prensados en frío o sin refinar tienen una gran cantidad de nutrientes útiles, como minerales, antioxidantes y vitaminas liposolubles, no así los industriales, que pierden sus propiedades medicinales.
Los que no te pueden faltar:
DE ROSA MOSQUETA: es ideal para aclarar manchas y mejorar cicatrices y estrías de la piel. Tiene propiedades anti bacterianas por lo que ayuda en infecciones sobre la piel. Además hidrata de forma inmediata, por lo que se utiliza también para quemaduras solares.
DE ALMENDRAS: es un aceite “multiuso”, tanto para piel como para el cabello. Es un gran hidratante que, directamente aplicado sobre la piel, ayuda a mejorar líneas de expresión, ojeras, bolsas y arrugas, en especial las del contorno de ojos. También es ideal para cabellos secos y quebradizos.
DE GIRASOL: rico en vitamina E, antioxidantes y minerales, tiene propiedades antibacterianas, calmantes y reguladoras de las pieles grasas, lo que reduce el acné y elimina los granitos. Además ayuda a calmar la dermatitis.
DE SÉSAMO: es perfecto para pieles muy secas y agrietadas, como la de la zona de los codos y los talones. Alivia quemaduras solares, irritaciones y descamaciones y, gracias a su alto contenido en vitaminas, tiene un gran poder antioxidante que protege del daño celular.
Experta Consultada: Florencia Fasanella, farmacéutica con posgrado en fitomedicina y fitodermatología, terapeuta floral, fitoterapeuta, biodecodificadora.
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