La celiaquía es un proceso crónico, multiorgánico y autoinmune que lesiona primeramente el intestino y puede dañar cualquier órgano o tejido corporal.
Afecta a personas que presentan una predisposición genética. Está producida por una intolerancia permanente al gluten (conjunto de proteínas presentes en el trigo, avena, cebada y centeno –TACC– y productos derivados de estos cereales). Hoy en día hay cada vez más celíacos diagnosticados que deben vivir a base de una dieta sin gluten.
Sin embargo, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Stanford plantea que podría existir una forma de “desactivar” la celiaquía. ¿Cómo? La reacción inmunológica que se presenta ante la presencia de gluten en el intestino esta mediada por una enzima llamada transglutaminasa 2 o TG2. Esta enzima aunque también está presente en el intestino de personas sanas se encuentra inactiva y por ello, no desencadena la reacción adversa que caracteriza a las personas celíacas.
La TG2 resulta activada cuando se rompe un enlace disulfuro que ésta posee y cuando se recrea el mismo puede inactivarse. Recientemente se sabe que la proteína de retículo endoplasmático 57 o ERp57 es capaz de desactivar esta enzima que genera la enfermedad celíaca y por lo tanto, se cree que se ha encontrado el interruptor que permitiría a los celíacos no llevar una dieta sin gluten para siempre.
Aunque el estudio sigue bajo investigación, algunas pruebas en roedores demostraron que la desactivación de la TG2 no ocasiona efectos secundarios, se cree que utilizar ERp57 como parte de diferentes medicinas podría ser la clave para desactivar la enfermedad celíaca en un futuro no muy lejano. ¿Podrá suceder?