Como todos los años, la firma Pantone -autoridad máxima del color mundial- selecciona el color que se destacará y marcará tendencia.
Por Laura Gilabert. Lic. en Diseño y diseñadora de interiores
¿Y porque una empresa “decide” un color?. Una buena explicación es que a medida que las personas de todo el mundo se interesan cada vez más por el color y se dan cuenta de su capacidad para transmitir mensajes y significados profundos, los diseñadores y las marcas se sienten capaces de usar el color para inspirar e influenciar. Es por ello que la elección del “color del año” marca un hito en el tiempo que proporciona una dirección estratégica para el mundo de las tendencias en el diseño durante todo un año.
En el 2017 el elegido fue el verde “Greenery”, que se instaló en las marcas y el diseño en general aportando la fresca brisa de lo ecológico, lo saludable y lo esencial.
Sabemos que los colores tienen la capacidad de calmar, inspirar, excitar, equilibrar o alterar nuestras percepciones, por lo cual se los considera instrumentos terapéuticos por sí mismos. Cada color emite unas vibraciones características que nos llegan de distinta manera y producen efectos diferentes.
El violeta simboliza la espiritualidad y la intuición. Estas cualidades místicas o espirituales unidas a tonos como el Ultra Violet se asocian con prácticas relacionadas a estados de relajación e introspección, que ofrecen un espacio más elevado a aquellos que buscan refugio del mundo sobreestimulado de hoy. Por eso se recomienda el uso de iluminación en tonos púrpura en espacios de meditación y otros lugares de reunión, elevando la energía de las personas que allí concurren y ayudando a la conexión con su interior.
El violeta, en interiorismo, carga con ciertos “prejuicios”; se piensa con frecuencia que es un color difícil de combinar y no es muy recomendable. Tratando de derribar estas creencias, este color aporta elegancia, vanguardia y distinción a cualquier ambiente. Se lleva muy bien con tonalidades neutras y naturales, haciendo de los espacios lugares cálidos y serenos. El secreto radica en las combinaciones con otros colores y texturas.
El violeta tiene tonos más oscuros, tales como el berenjena o el morado, que crean ambientes de jerarquía, lujo y vanguardia. Se los puede aplicar en dormitorios, oficinas y cocinas. También, y aunque resulte un tanto “arriesgado”, los tonos más oscuros de la paleta resultan sumamente recomendables para fachadas de casas de diseño volumétrico y racionalista.
Los tonos claros del Ultra Violet son el lila, malva, lavanda, o gris de lino. Son colores suaves y tienen la propiedad de crear espacios frescos y relajantes. Por este motivo, el consejo es aplicarlos en espacios de meditación, centros de estética, habitaciones infantiles, baños y spa.
Para usar el violeta en los muros interiores, una de las opciones es pintar un sector en especial del ambiente. Por ejemplo, se puede aplicar sobre una sola pared y combinarlo con blanco, grises o beige en las restantes.
Casi siempre, la gama del violeta enaltece cualquier espacio y no sólo queda elegante sobre los muros, sino también muebles, textiles en sillones, marcos, iluminación o accesorios. Finalmente, a la hora de renovar la puerta de ingreso a nuestra casa, animarse a darle paso al color de la transformación y pensar en violeta. Ya que el significado espiritual del violeta es la trasmutación o sea, sacar lo viejo para que entre lo nuevo.