Luca Malaschnitschenko tiene 13 años y es un arqueólogo aficionado. En enero, salió junto a Rene Schoen, con quien comparte su interés por la arqueología, a una expedición por Ruegen, una isla alemana en el mar Báltico. Barrían un campo con un detector de metales cuando Luca encontró una pequeña pieza. Al principio pensaron que era basura de aluminio. Pero cuando la limpiaron, se dieron cuenta de que era algo mucho más valioso.
La pieza era de hecho una moneda que tiene más de mil años, y que perteneció al rey “Harry Bluetooth”, quien introdujo el cristianismo a Dinamarca. Cuando se dieron cuenta de era una moneda, Luca y su compañero contactaron a un equipo de investigación, que realizó una excavación profesional en la zona. Encontraron el tesoro vikingo más grande que se haya descubierto en el área: había centenares de piezas, perlas, un martillo, brochas y anillos.