Se cumplen dos décadas del suicidio del empresario en una estancia entrerriana. Se encontraba prófugo de la Justicia en la causa del crimen de José Luis Cabezas.
Hace un par de décadas, el 20 de mayo de 1998 se suicidaba Alfredo Yabrán, por entonces, uno de los empresarios más acaudalados de la Argentina y que estaba prófugo de la justicia en el caso del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas, ocurrido un año antes.
El suicido, que estremeció y generó incredulidad en la opinión pública y que monopolizó la información periodística, ocurrió en Entre Ríos, en una de las tantas estancias de tenía el empresario en esa provincia mesopotámica.
Dueño de Oca, una importante empresa postal, y vinculado a depósitos aduaneros y empresas de transportes pertenecientes a personeros de la Fuerza Aérea, Yabrán había sido acusado de ser un importante líder mafioso por el ex ministro Domingo Cavallo, quien a su vez propiciaba la participación en el mercado postal de empresas estadounidenses como Federal Express.
Unos y otros se disputaban los restos del correo argentino, una de las tantas empresas públicas desguazadas durante la década menemista, que por entonces comenzaba su pronunciado declive.
“Prefiero morir antes de que mis hijos me vean esposado entrando en la cárcel”, habría dicho a sus personas más cercanas el empresario de ascendencia libanesa poco antes de tomar la decisión de quitarse la vida de un escopetazo en el baño de su lujosa estancia San Ignacio de Aldea San Antonio.
Según dan cuenta los testigos, poco antes de que Yabrán jale del gatillo, la mesa estaba pronta para el almuerzo, del que iban a disfrutar Yabrán, uno de los caseros de la estancia y un custodio.
Yabrán tenía entonces 53 años y estaba casado María Cristina Pérez, la madre de sus hijos Pablo, Mariano y Melina.
También poseía una cuantiosa fortuna que había amasado con los años, aunque se sospechaba que su patrimonio era aún más generoso y que esta resguardo de testaferros.