En muchas ocasiones, los atragantamientos no se detectan cuando se producen, lo que puede dar lugar a complicaciones
Los accidentes en casa ocurren muy a menudo, y atragantarse con mil y un objetos -desde las espinas de pescado hasta esponjas o incluso plastilina- es un motivo bastante típico para acudir a un servicio de urgencias.
En una escala superior están los atragantamientos con huesos de pollo, algo relativamente común, pero que puede llegar a representar una verdadera emergencia médica. Éste fue el caso de un hombre australiano de 78 años de edad, que tuvo la mala suerte de llegar a atragantarse con hueso de pollo, pero no se dio cuenta hasta cinco días después, cuando dicho cuerpo extraño fue descubierto en una radiografía.
En la descripción del caso, publicada recientemente en el New England Journal of Medicine, los autores comentan que este hombre acudió a urgencias justo tras notar el atragantamiento al comer pollo, ya que notaba algo raro en su garganta. Sin embargo, inicialmente, los estudios radiográficos de su cuello y pecho no pudieron detectar nada. Tras esto, el hombre fue dado de alta y enviado a casa, ya que supusieron que el atragantamiento habría sido con la misma carne del pollo -y no con el hueso-, y que el mismo organismo se habría deshecho del mismo.
Sin embargo, tras el paso de cinco días, el hombre volvió de nuevo a urgencias: tenía fiebre, dificultad respiratoria y producía un sonido sibilante y agudo con cada respiración. Por ello, conociendo el dato de la visita anterior, los médicos que le atendieron le realizaron directamente un estudio de tomografía computerizada (TAC), en el cual sí se pudo vislumbrar un hueso de pollo en su bronquio derecho, la vía que une la tráquea con uno de los pulmones. El área donde se encontraba el hueso no dejaba pasar el aire correctamente, aunque no producía una obstrucción grave.