Para impulsar las ventas en Australia, un territorio donde la capacidad de beber grandes cantidades de cerveza llega a ser un escudo de honor, los gigantes de la industria cervecera Anheuser-Busch InBev NV (BUD) y Kirin Holdings (2503) creen que han encontrado una nueva arma: una cerveza con menos alcohol de lo habitual.
Lanzar al mercado cervezas de baja intensidad puede parecer extraño en un país que tuvo un primer ministro, Bob Hawke, quien fue también campeón de consumo rápido de esa bebida, y donde ingerir cerveza es obligatorio a la hora de ver deportes o hacer barbacoas en el patio de la casa.
Sin embargo, una nueva era de bebedores más saludables y conscientes de su imagen física ha estado reduciendo el consumo de alcohol, obligando a los cerveceros a proponer versiones más flojas, y esta se aplica tanto a la conocida Stella Artois como hasta marcas locales como James Boag y Hahn.
Hasta AB InBev, la cervecera más grande del mundo, comenzó a ofrecerles en abril pasado a los australianos una versión con menos alcohol de Corona, la cerveza extranjera más vendida en el país.
“La mentalidad ahora no es emborracharse, sino beber”, asegura para Bloomberg Jonny Forsyth, analista global de bebidas en el centro de investigaciones Mintel Group Ltd.
Mientras algunas cervezas clásicas poseen un nivel de alcohol cercano al 6%, las cervezas medianas normalmente contienen entre 3 y 4%, y la Corona Ligera posee un 3.2%, casi un tercio menos que la original de la misma marca, que tiene un 4.5%.
El efecto de las redes sociales
Entre las mayores influencias detrás de esta tendencia se encuentran, según Forsyth, las redes sociales. Para este conocedor, los consumidores más jóvenes que no se desconectan de sus teléfonos inteligentes han empezado a preocuparse por que en Instagram no haya fotos vergonzosas de ellos, y por tener la mejor cara posible en Facebook al día siguiente de una fiesta.
“Ellos realmente vinculan el consumo de alimentos, bebidas y alcohol con su aspecto -apunta-. Y no se debe subestimar el impacto de la tecnología en ello.”
Según el Buró Australiano de Estadísticas, hace cuatro décadas los habitantes del pequeño continente solían ingerir anualmente 13 litros (3.4 galones) de alcohol puro, de los cuales más de dos tercios provenían de la cerveza. En la actualidad la cifra se ha reducido a 9.7 litros de alcohol puro al año, mientras que algo más de un tercio es responsabilidad de la cerveza.
Si tenemos en cuenta que consumir 1 litro de alcohol puro significa beber alrededor de 29 litros de cerveza como media, el consumo total de cerveza en Australia se ha reducido a más de la mitad, exactamente a 89 litros por persona al año, siendo las bebidas con bajo contenido alcohólico un cuarto del total.
Por supuesto, recalca Bloomberg, una cerveza más ligera no es necesariamente una opción saludable. Y no es que los australianos ahorren mucho dinero bebiéndola, pues un paquete de 24 de Corona Ligera en botellas de 355 mililitros cuesta unos 47.95 dólares australianos (35.94 dólares estadounidenses) en la cadena de licores Dan Murphy’s. Este importe solo representa dos dólares menos que si se adquiere la variedad “dura” de esta misma marca de cerveza.