Los nueve días seguidos de huelga tuvieron un impacto tremendo en el funcionamiento del país. Personas terminaron a las trompadas en su afán por llenar el tanque y hubo subas desmedidas en muchos productos
Mantiqueira, el mayor productor de huevos de Brasil, llevaba nueve días sin poder vender en Río y viéndose obligado a sacrificar por falta de alimentos 100.000 gallinas en medio de esta huelga, que desde el lunes pasado bloqueó rutas y la distribución de petróleo y bienes a lo largo del país.
Durante la madrugada, con el paulatino levantamiento de los bloqueos, tres camiones de la empresa lograron ir desde su granja en Minas Gerais (sudeste) hasta Río burlando posibles sustos por vías alternas, gracias a la ayuda de “escoltas” privados.
“Fue complicado porque estaban faltando productos para todo el mundo. Los huevos suelen robarse mucho en las carreteras de Brasil pero, gracias a Dios, hoy estamos consiguiendo atender a la población”, dijo a la AFP Dulce Azevedo, la encargada de Mantiqueira en este mercado de abastos, el Ceasa, al norte de Río.
Otros productores de alimentos y transportistas de petróleo fueron escoltados por el ejército, bajo una medida extraordinaria del gobierno del conservador Michel Temer.
Unos 150 camiones con comida lo hicieron en Río. Entre ellos, Jonas Jose Tomas, un agricultor de la serrana Teresópolis, que estaba feliz por poder volver a vender sus cajas de lechuga, cilantro y coles que ya amenazaban con perderse.