Más de 466 millones de personas en el mundo tienen pérdida de audición discapacitante.
Se prevé que en 2050 afecte aproximadamente a una de cada diez personas, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). De todas formas, muchas de sus causas son prevenibles, en tanto que la pronta identificación y el tratamiento adecuado pueden reducir sus consecuencias.
Los casos desatendidos de pérdida de audición representan un coste mundial anual de 750.000 millones de dólares internacionales, según datos de la OMS. En cambio, “las intervenciones destinadas a prevenir, detectar y tratar la pérdida de audición no son caras y pueden resultar muy beneficiosas para los interesados”, explicó la representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Argentina, Maureen Birmingham.
Para evitar la pérdida de audición, la OPS/OMS recomienda no introducirse ningún objeto en los oídos, utilizar tapones y orejeras en lugares ruidosos, consultar al médico inmediatamente ante cualquier problema auditivo, comprobar si los medicamentos que toma pueden afectar la audición, hacerse pruebas audiológicas periódicamente y utilizar aparatos auditivos si así se le prescribe.
En este sentido, existen señales para detectar que una persona adulta tiene una pérdida de audición. Si pide frecuentemente que le repitan lo dicho, si tiende a subir el volumen de la radio o la televisión, si a menudo no se entera de parte de las conversaciones u oye ruidos que no proceden del exterior, o si la gente dice que habla alto, puede que haya una pérdida de audición.
Los niños también pueden manifestar señales de este tipo. Un pequeño puede tener pérdida de audición si no responde a los sonidos, no entiende bien lo que se le dice, tiene retraso del desarrollo del habla, tiene secreciones óticas, sufre episodios repetidos de dolor de oídos u obstrucción.
La situación de las personas que padecen pérdida de audición mejora gracias a la detección temprana, a la utilización de audífonos, implantes cocleares y otros dispositivos de ayuda, así como con el empleo de subtítulos, el aprendizaje del lenguaje de signos y otras medidas de apoyo educativo y social.
Fuente: OPS