El otoño finalmente se está haciendo sentir con algunas lluvias y descenso de la temperatura, y con ello, aparece el deseo de tomar infusiones como té, café, mate, el consumo de panificados como chipas, galletitas, facturas, masas, reviro, entre otros. Como contrapartida a esto, en general, solemos disminuir el consumo de alimentos de mejor calidad nutricional y se dificulta, muchas veces la práctica de actividad física al aire libre.
Es importante tener en cuenta que durante todo el año debemos llevar una alimentación saludable, balanceada y variada en cuanto a nutrientes, realizar actividad física, al menos 3 veces por semana y mantener los controles médicos de rutina, no sólo en el verano, ya que no debe ser una cuestión de estética sino de salud, propiamente dicha.
Hay tres hábitos muy importantes que solemos descuidar cuando bajan las temperaturas y debemos prestar atención:
El consumo de frutas frescas: recordemos que la recomendación para la población general es ingerir de 2 a 4 frutas diarias, debido a sus aportes nutricionales: vitaminas, minerales, fibras y agua. Es importante incorporarlas a las comidas diarias, ya sean solas, en ensaladas de frutas, licuados, con gelatina o yogur, en compotas, asadas al horno, en tartas o budines, como opciones para consumirlas cuando hace mucho frío y nos cuesta comerlas frescas.
El consumo de verduras: la ensalada es la forma más clásica de comer verduras, y cuando comienza a refrescar, las vamos dejando de lado, y más aún, a aquellas cuyos vegetales se encuentran crudos. Debemos consumir verduras diariamente, sin importar la estación, pero sí podemos optar por otras preparaciones como ensaladas cocidas, tortillas, budines, soufflés, tartas, revueltos, vegetales rellenos y/o al horno, de manera que nos resulte más agradable la temperatura de las mismas al consumirlas.
El consumo de agua: es muy común que con el frío disminuyamos la ingesta de agua pura, ya sea porque nos guste más beberla fría cuando hace calor, porque consumimos más infusiones, lo cual desplaza al agua, transpiramos menos o, simplemente, porqueno sentimos tanta sed con el cambio de temperatura. Pero, no obstante, debemos prestar mucha atención a la hidratación diaria, nuestro organismo necesita del agua para sus funciones normales. Podemos saborizarla, por ejemplo, con cítricos, aprovechando que son propios de la estación, o hierbas a gusto, y complementar con jugos naturales cuidando el agregado de azúcar.
El objetivo de esta nota es concientizar sobre la importancia de la incorporación diaria de una variedad de nutrientes, y recalcar aquellos que son de gran importancia y que comúnmente perdemos de vista cuando el clima comienza a cambiar en el otoño e invierno. Recordemos que la salud es lo más importante y debemos cuidarla desde todos los pilares fundamentales, y la nutrición es, sin dudas, uno de ellos.
Lic. Romina Krauss-Nutricionista M.P. n° 147