Con la obligación de adquirir una victoria para olvidar la histórica derrota en el debut ante México, Alemania se enfrentó a Suecia en el Olimpiyskiy Stadion Fisht de Sochi. Como una nueva caída significaba la eliminación inesperada y prematura, Joachim Low dispuso de cuatro cambios para lastimar al conjunto escandinavo. Las salidas de Ozil, Hummels, Plattenhardt y Khedira conformaron parte del plan para revertir el destino y evitar lo que alguna vez les pasó a los campeones defensores en 2002, 2010 y 2014.
En menos de 3 minutos los germanos ya habían hecho los méritos suficientes para ponerse en ventaja. La visión de Reus, la jerarquía de Muller, la amenaza constante de Werner y la pausa de Draxler llevaron a que el duelo se dispute dentro del área de Olsen. Las proyecciones de Héctor eran otros argumentos que afirmaban la superioridad del tetracampeón mundial.
Sin embargo, cuando el cronómetro del polaco Marciniak marcaba el cuarto de hora los conducidos por Andersson organizaron un contragolpe perfecto que pudo cambiar el rumbo del choque. La extensa corrida de Berg sirvió para quedar mano a mano frente Neuer, pero el delantero adjudicó una infracción de Boateng y definió de manera horrible frente al arquero. La polémica mantuvo con vida a Alemania.
A la media hora se produjo la sorpresa: una mala salida de Kroos desarmó a la defensa alemana y los suecos dieron el golpe. Un centro preciso de Claesson y una resolución perfecta de Toivonenconcretaron el 1 a 0 para poner al gigante de Europa de rodillas. La maldición de los campeones de la Copa Confederacionescomenzó a percibirse por las calles de Rusia.
En el inicio del complemento Alemania reaccionó inmediatamente. El ingreso de Mario Gómez fue fundamental para rehabilitar a la potencia internacional. El hombre del Stuttgart capitalizó una acción ofensiva y abasteció a Marco Reuspara que la figura del Borussia Dortmundestablezca el 1 a 1. Con más de 40 minutos por jugar, el desenlace del espectáculo era una incógnita.