Dice la ciencia que para alcanzar una vida saludable y reducir el estrés es mejor tener un romance o casarse con un amigo que hacerlo con alguien a quien solo nos une el sexo apasionado.
Y habrá que creer, pues la realidad confirma que uno nunca termina de conocer a la persona que eligió para compartir la almohada. El amor toma tiempo , y la confianza, mucho más. Quien puede dar fe de tal cosa es el hombre que semanas atrás encontró un cráneo mientras removía la tierra de su jardín con la intención de sembrar unas papas. Asombro y estupor ha causado esta noticia acontecida enuna ciudad de la región de Omsk, en la Rusia siberiana. Al cavar en profundidad dio con los restos óseos del primer marido de su esposa, al que ésta había asesinado 20 años atrás, y enterrado prolijamente en el jardín de su casa. La señora le aconsejó olvidar el asunto y dejar los huesos donde estaban, pero aterrado fue a la policía, que más tarde confirmó ése y otros crímenes cometidos por la mujer, y cuyas evidencia yacían en los canteros del terreno.
Esto no necesariamente convalida el refrán aquel de “más vale malo conocido que bueno por conocer”… aunque habrá que darle cierto crédito a esos lugares comunes que a veces son grandes verdades. Relacionarse sentimentalmente con alguien de nuestro entorno habitual ayudaría a regular el cortisol, la hormona del estrés. Tras cruzar los datos de dos grandes encuestas nacionales realizadas en el Reino Unido en distintos periodos (una de 1991 a 2009, y la otra entre 2011 y 2013) entre algo más de 400.000 habitantes, los investigadores Shawn Grover y John Helliwell, de la Escuela de Economía de Vancouver , Canadá, encontraron que más de la mitad de los encuestados que estaban en pareja se habían casado con su mejor amigo (a). En el estudio, publicado en 2016 en la revista Journal of Hapiness Studies, se indica además que eran muy felices, mucho más que aquellos individuos que contrajeron matrimonio con desconocidos