En una reunión con el primer mandatario luso, el jefe de Estado norteamericano preguntó si el futbolista de Real Madrid, cuyo nombre mencionó erróneamente, se presentaría en las elecciones.
La combinación entre un evento de relevancia planetaria como una Copa del Mundo y un jugador de elite como Cristiano Ronaldo puede acercar al fútbol incluso a una persona tan alejada de una pelota número cinco como Donald Trump.
El primer mandatario estadounidense, quien este miércoles recibió en la Casa Blanca a su par portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, se permitió bromear con la idea de que el capitán del seleccionado luso se presentara como candidato a la presidencia de ese país, aunque dejó en evidencia que su conocimiento del balompié es bastante limitado.
Pocas horas después de que se anunciara la realización de una cumbre en las próximas semanas entre el presidente estadounidense y su homólogo ruso, Vladimir Putin, Rebelo de Sousa pidió a Trump que en el encuentro le mencione a Putin que Portugal “todavía está ahí y quiere ganar el campeonato”.
“Y no olvide que Portugal tiene al mejor jugador del mundo, que se llama Cristiano Ronaldo”, sentenció, orgulloso, Rebelo de Sousa.
El magnate norteamericano, quien había señalado que era “un poco fan del fútbol”, aunque había reconocido que no tenía “demasiado tiempo para ver los partidos”, aseguró (vaya uno a saber en base a qué) que Portugal “lo está haciendo muy bien” en el Mundial y preguntó a su par “cómo de bueno” es el delantero de Real Madrid.
Cuando Rebelo de Sousa respondió que Ronaldo era “el mejor jugador del mundo”, Trump señaló: “Entonces, ¿se presentará Cristian (sic) alguna vez a la Presidencia contra usted?”. Mientras el mandatario luso se preparaba para contestar, Trump añadió: “No ganaría. Usted sabe que no”.
Cordial, Rebelo de Sousa evitó corregir el error de Trump al nombrar al futbolista, tocó amistosamente su brazo derecho y replicó: “Señor presidente, sabe, tengo que decirle algo: Portugal no es exactamente como Estados Unidos, es un poco distinto”.
Más allá de su furcio, Trump, de quien es bien conocida su afición por el fútbol americano, dejó en evidencia su poca familiaridad con el deporte que los estadounidenses llaman soccer y con las rivalidades que en él se tejen.
El mandatario norteamericano aseguró que no tenía un equipo favorito entre los participantes en el Mundial de Rusia y dijo que quería que “a todo el mundo le vaya bien”, algo bastante complicado en una justa deportiva de este tipo.