El optimismo se mantiene, pero para el Gobierno quedan pocas chances de lograrlo, al menos por ahora. El acuerdo de asociación entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), que ya lleva dos décadas de negociaciones, está a un paso de cerrarse, según aseguran desde ambas orillas.
“Solo falta la decisión política”, dicen. Pero esa venia fue esquiva en los últimos meses, y las regiones están a apunto de adentrarse en un período de elecciones de resultado incierto, que puede postergar la concreción del pacto.
“En este momento tenemos la posibilidad de concluir el acuerdo. En julio vamos a poder avanzar. Solo queda la voluntad política de cerrarlo y quizá sea nuestra última chance de lograrlo en el corto plazo”, sostuvo en diálogo con LA NACION el secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Horacio Reyser, poco después del cierre de la última cumbre de mandatarios del Mercosur, que tuvo lugar en Paraguay esta semana. “Estamos muy cerca”, agregó.
El plan es cerrar el acuerdo durante la primera quincena de julio en Bruselas, adonde viajarán los cancilleres de los países involucrados. Pero no es la primera vez que se reaviva la expectativa. Lo mismo ocurrió antes de la última cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el año pasado en Buenos Aires.
La premura para llegar a un entendimiento lo antes posible se debe a la proximidad de la campaña electoral en Brasil, la mayor economía del Mercosur (integrado también por la Argentina, Uruguay y Paraguay) y a la seguidilla de comicios que tendrán lugar en el bloque europeo a partir del segundo semestre de este año. El resultado de esos comicios podría influir en el avance de las negociaciones si, por ejemplo, se imponen los movimientos de tinte proteccionista.
La firma del acuerdo sería un espaldarazo a la política exterior del presidente Mauricio Macri, quien expuso desde un principio que el entendimiento entre los bloques era uno de sus objetivos.
En ese sentido, tanto la vicepresidenta, Gabriela Michetti , como el canciller, Jorge Faurie , dijeron en los últimos días que el acuerdo aún es posible.
“No podemos dejar escapar la oportunidad de cerrar un acuerdo con la UE. Los líderes del Mercosur y la UE tenemos la responsabilidad histórica de construir nuestro futuro juntos”, dijo Michetti en Paraguay, adonde viajó en lugar del Presidente.
Los negociadores se mantuvieron en el último tiempo dedicados a resolver los temas más espinosos del acuerdo, como la cuestión agrícola, que presentó resistencia de algunos países de la UE, encabezados por Francia. Pero en el bloque europeo también intentan ser optimistas. “Todavía tenemos esperanzas de que las negociaciones puedan cerrarse lo antes posible”, dijo días atrás a LA NACION la ministra de Relaciones Exteriores de Bulgaria y presidenta del Consejo de Ministros de la Unión Europea (UE), Ekaterina Zaharieva.
Ante las demoras para llegar al acuerdo, el Mercosur ya dio claras señales de que buscará darle un impulso al vínculo con China.
El acercamiento es promovido con fuerza por Uruguay, que esta semana asumió la presidencia pro tempore del bloque y que ya manifestó su voluntad de negociar un TLC con Pekín. El presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, dijo en su discurso que sería una “torpeza” no prestar atención al gigante asiático, mientras que manifestó su pesimismo respecto de la firma del tratado con la UE, al que calificó de “acuerdito”.
La postura fue compartida por Macri, quien en las últimas horas llamó a China un “aliado potencial estratégico” del Mercosur.
Un acercamiento a Pekín, uno de los principales socios comerciales de la región, estaría en línea con la política aperturista del macrismo, explicó Pablo Kornblum, economista especializado en relaciones internacionales.
Según el experto, la negociación de un tratado de libre comercio con ese país puede traer beneficios a la Argentina y a la región al tratarse de la apertura de un mercado inmenso. Pero, también, los riesgos serían grandes si el acuerdo no es equitativo.
“Se puede ver una problemática en la liberalización de los productos que China exporta. Si no se hace un tratado justo se pueden resentir los mercados internos de la región”, dijo Kornblum, autor del libro La sociedad anestesiada: el sistema económico global bajo la óptica ciudadana.
Y agregó: “La avalancha de productos chinos, si no hay protección, va a ser grande y no les va a dejar margen a las pequeñas y medianas empresas de la región para poder seguir adelante”.