Florencia Troiano -diseñadora y creadora de la firma de tejidos que lleva su nombre- es la feliz dueña de esta casa donde vive con su marido y sus dos hijos. El proyecto estuvo a cargo del arquitecto Gabriel Gambotto, y de entrada los conquistó.
“A mí me fascinaron las líneas puras, el hormigón fusionado con madera listones para lograr liviandad en el diseño”, comparte. Además, la propuesta cumplía con creces la consigna de integrar la naturaleza al recorrido arquitectónico y conservar los árboles añosos del jardín.
La casa se resolvió en tres plantas. En la más baja -excavada en la barranca al nivel de la vereda-, se ubicaron el garaje, las zonas de servicio y el taller de Florencia, con entrada independiente. En la segunda, dos sectores diferenciados: el privado, con los cuartos de los chicos y el playroom; y el público, con living-comedor y cocina integrada a la galería. Arriba, la suite. Y en todos lados, mucho sol.
Florencia
El revestimiento de listones de lapacho se llevó a la pared exterior para ablandar el límite entre el adentro y el verde.
El mueble de madera que recorre el lateral debajo de la ventana y la mesa ratona son diseños de Florencia ejecutados por distintos carpinteros; el cuero de vaca y el florero (creación de la ceramista Jallpa Nina), vinieron con ella de un viaje a Perú. Se colocaron también artefactos de luz embutidos en el cielo raso (Siluz) y cerramientos de PVC de aluminio anodizado y foliado en madera (Welttechnik).
Los parasoles móviles del frente debían ser también rejas de seguridad, y los construimos en aluminio pintado imitación madera”, explica el arquitecto Gabriel Gambotto.
Ambientes permeables al entorno
La continuidad del techo de hormigón a la vista con artefactos de luz negros integra visualmente la cocina con la galería. El truco se repite con la elección del piso en porcelanato símil madera (SBG).
“En casa la que hago los asados soy yo, así que estuve muy encima del diseño de la parrilla. La armamos bien amplia, y con estructura de hormigón, a tono con la arquitectura”.
Gemelas, las mesas de la parrilla y el comedor se aúnan cuando hay muchos invitados. Tienen patas de hierro pulido y tapa de petiribí (De Maderas Norte) y se completaron, en la galería, con sillas de teca (La Maceta) y, en el interior, con ‘Bertoia’ blancas (Kikely). En la cocina se sumó una lámpara colgante de chapa de aluminio negro (Omniluz).
Acá se eligieron muebles de cocina con frente sin tiradores y laqueado blanco (Raúl Troiano Carpintería), mesada de Silestone aglomerado de cuarzo ‘Blanco Diamante’ con regrueso (Mármoles Dodera) y revestimiento de cerámica biselada ‘Acuarela’ de 7,5x15cm (Barugel Azulay).
Gabriel Gambotto
“La cocina no es gigante, pero sí muy cómoda. Me gusta que los espacios tengan el tamaño justo: en ambientes excesivamente grandes, se pierde calidez y funcionalidad”.