Así surge de un estudio publicado en Nature Genetics que halló que los compuestos químicos producidos por las bacterias intestinales regulan la acumulación de grasa abdominal.
La “pancita”, la grasa acumulada en el abdomen, es culpa de la interrelación entre las bacterias intestinales (microbiota), la dieta adoptada y las moléculas liberadas por las propias bacterias en respuesta al alimento digerido, según la investigación de una científica italiana.
El estudio, publicado en “Nature Genetics”, podría llevar en no más de 10 años al desarrollo de dietas personalizadas que, teniendo en cuenta la composición de la flora bacteriana de cada uno, favorezcan una actividad intestinal que contraste con la acumulación de grasa en el abdomen.
Realizado en el King’s College, de Londres, el trabajo está firmado por Cristina Menni, quien explicó a ANSA: “Nuestra investigación -que por primera vez analizó sustancias químicas producidas por bacterias en el intestino, las llamadas metabolitos, mensurables en muestras fecales de pacientes- permitió identificar cuáles de estas moléculas se asocian a una acumulación de grasa en la panza”.
La experta identificó la combinación de moléculas producidas por las bacterias intestinales de 500 parejas de gemelos construyendo así un banco de datos enorme de todas estas sustancias.
“Hemos visto que los compuestos químicos producidos por las bacterias intestinales regulan la acumulación de grasa abdominal”, aclara la experta.
“Además hemos descubierto que las actividades de nuestros microbios intestinales son solo mínimamente controladas por factores hereditarios. Un 80 por ciento depende de factores modificables, generalmente por la dieta”, agrega.
Ello significa que modulando la dieta (por ejemplo mediante un mayor consuma de fibra y probióticos) de un individuo en función de la composición de su microbiota, se podrá reducir la acumulación de grasa abdominal.También la prescripción de eventuales integradores (por ejemplo Omega 3) será personalizado en base al microbiota porque solo algunas bacterias pueden aprovechar un integrador particular.
Finalmente, los datos recogidos en el biobanco de datos permitirán a otros investigadores comprender los mecanismos con los cuales las bacterias intestinales influyen nuestra salud, por ejemplo, el riesgo de diabetes, enfermedades cardiovasculares, y también la obesidad.
(Fuente: ANSA)