Un empresario de 43 años fue asaltado cerca de General Lagos. Lo golpearon y le robaron algo de dinero y el auto, que luego apareció.
Un empresario fue asaltado cuando circulaba por la autopista Rosario-Buenos Aires y se topó con un hombre parado frente a un vehículo que cruzado entre la banquina y la ruta, al parecer estaba con un desperfecto en el motor. Carlos R. detuvo la marcha de su Audi y bajó a ver lo que pasaba, y así fue golpeado por dos personas que luego le robaron el auto, pertenencias y unos cuatro mil pesos. Ensangrentado, el hombre de 43 años logró caminar hasta las instalaciones de la fábrica de helados “Yo”, donde lo auxilió personal de seguridad y lo trasladaron a un sanatorio.
Varias horas más tarde el auto apareció en Villa Gobernador Gálvez pero con una sutil diferencia en el kilometraje: según contó el padre de la víctima, le habían hecho unos 300 kilómetros. El hecho ocurrió la noche del viernes pero recién trascendió ayer.
Versiones
Según los primeros trascendidos Carlos, propietario junto a su familia de un negocio del rubro automotor, tomó la autopista a Buenos Aires y bajó para ir por la colectora de ingreso a la localidad de General Lagos. Tras recorrer unos 20 kilómetros se topó con un desconocido parado delante de un Volkswagen Polo que le hizo señas. Cuando Carlos aminoró la marcha, este hombre le pidió auxilio argumentando que estaba detenido por un problema de arranque y que si lo empujaba, su auto se pondría en marcha.
Pero cuando el comerciante bajó de su auto apareció de atrás del Polo otro hombre con un arma en la mano y entre los dos delincuentes comenzaron a pegarle y amenazarlo de muerte.
Según la información que trascendió de fuentes policiales, a Carlos “lo amordazaron, lo ataron de pies y manos; lo subieron nuevamente al vehículo y lo pasearon al menos durante 15 minutos por caminos rurales”. Esa versión indicaba que lo habrían “hecho descender en una zona rural de General Lagos” para llevarse “la camioneta importada, la billetera con dinero, documentación y otros objetos personales. Luego la víctima llegó hasta el peaje y fue trasladado a la subcomisaría 13ª para hacer la denuncia”.
Sin embargo, varios de estos datos fueron desmentidos por el padre del empresario en diálogo con este diario. “Mi hijo fue a llevar a mi nieto a jugar al fútbol. Después lo llevó hasta la casa, en Fisherton, y él ya tenía el compromiso de ir a comer un asado el viernes a lo de unos amigos en Pueblo Esther, así que agarró la autopista como para enfilar para allá. Ya arrancó mal, por que lo agarró un piquete en la zona sur de la circunvalación y tuvo que desviar.”
Señas y piñas
Así fue que llegó casi hasta el kilómetro 21 de la autopista Aramburu. “Venía a la velocidad normal de autopista y de pronto vio ese auto que estaba como medio cruzado, la mitad en la banquina y la mitad en el asfalto. Para esquivarlo tenía que meterse por la banquina, pero no tuvo opción, tenía que parar. El hombre que le hizo señas, le pidió que lo empujara y Carlos le dijo que con el Audi no podía. Cuando se bajó para explicarle cómo tenía que hacer le pegaron. Lo cortaron con un cuchillo, dos o tres cortes, le dieron patadas, un par de piñas y lo dejaron allí. No lo secuestraron ni lo hicieron desnudar. Se fueron con el auto y él quedó en ese lugar”, contó el padre.
“Cuando se repuso caminó hasta una fábrica de helados. Llegó ensangrentado y el personal de seguridad de la planta lo auxilió. Ahora está bien, un poco shockeado, ¿pero qué va a ser?, podría estar peor”, dijo el padre del empresario.
El auto fue hallado el domingo en la zona de Lavalle al 300 de Villa Gobernador Gálvez sin rastros de choques y efectivos de la Policía de Investigaciones trasladó el auto hasta la seccional 29ª. Como dato importante el padre de la víctima aseguró que “al auto le habían hecho 300 kilómetros, no sabemos por dónde anduvo, si fue usado para algo o si lo querían desguazar y no pudieron hacerlo”.
Solidario
Carlos, comentó su padre, es un hombre solidario. Al negocio familiar llegan cartas de gente a la que él ha auxiliado en la ruta en distintos viajes y ocasiones. “Siempre llegan cartas, Carlitos ayudó a mujeres con chicos varadas en la ruta, cambió neumáticos, empujó autos a mano. En este caso no tenía forma de evitar frenar, pero tal vez hubiera parado igual para ayudar nomás”.