Cuando empiezan a asomar los primeros dientes de los bebés, generalmente son de un color muy blanco.
Por Dra. Lucía Benites – MN 31.796
Pero a medida que pasa el tiempo, y cuando los niños ya tienen todos los dientes, se pueden producir alteraciones en el color. Si bien los más pequeños no tienen ciertos hábitos que pueden incidir sobre el color de los dientes, como por ejemplo tomar café o fumar, existen diferentes causas que hacen que los dientes de leche no sean tan blancos.
¿Cómo pueden ser la manchas?
Gris oscura o negra: pueden provocarse por un derrame de sangre en el nervio del diente a partir de un traumatismo o si se le rompe el diente. En este caso, ningún tratamiento la eliminará.
Marrón grisácea: también suelen producirse después de un golpe o al romperse. Este proceso es conocido como necrosis o gangrena pulpar. Esto ocurre cuando el tejido nervioso del diente se inflama e impide que el riego sanguíneo sea el correcto, por lo que se degrada el tejido y se produce una degeneración. En estos casos, el diente pierde sensibilidad y por eso muchas veces no duele, pero hay que estar atentos porque puede aparecer una fístula de pus en la encía a la altura del diente. En ese caso, es importante acudir a un odontopediatra porque es posible que haya que realizar un conducto.
Amarilla verdosa: pueden aparecer cuando el niño no se lava correctamente los dientes. Para eliminarla, acudir a un odontólogo quien realizará una limpieza dental. Es importante mejorar la técnica de cepillado e insistir en las zonas manchadas, especialmente.
Naranja: suelen producirse por un depósito de bacterias que se puede eliminar con el cepillo de dientes. Generalmente se acumula en la base del diente, junto a las encías o en la parte interior de las piezas dentales, ya que son lugares a los que el cepillado llega con menos efectividad si no se realiza cuidadosamente.
Negra: estas manchas se pueden producir por:
-Bacterias cromógenas: este tipo de manchas no están relacionadas con la falta de higiene bucal, si no que pueden producirse debido a la reacción del metabolismo de algunas de las bacterias presentes en la boca con el hierro que se encuentra en la saliva. En este caso, las manchas no se eliminan con el cepillado y suelen aparecer constantemente, se irán una vez que el niño cambie de dentición.
-Caries: cuando pasa a su fase final, toma este color porque las bacterias ya se han adueñado de la pieza dental. Una vez que esta caries se extiende, el resto del diente puede llegar a ablandarse, por eso es importante acudir rápidamente al odontopediatra.
-Amarilla o marrón: este color de manchas puede deberse a la utilización de antibióticos de amplio espectro con tetraciclina. Es recomendable evitar el consumo de medicamentos que contengan esta droga durante el embarazo, ya que los dientes del bebe se empiezan a formar en el útero materno y su utilización puede provocar una coloración más amarillenta. Esto podría afectar tanto a los dientes temporales como a los definitivos.
-Blanca: se pueden producir por diversos motivos, pero los más frecuentes son:
-Fluorosis: puede deberse a la excesiva utilización de pastas de dientes con flúor. Las manchas aparecen con un aspecto moteado al perder parte del esmalte en algunos casos y quedar expuesta la dentina.
-Caries: en sus etapas iniciales la caries se ve de color blanco. Esto se produce debido a la desmineralización del esmalte. Para revertir el problema, se deberá acudir al odontólogo quien realizará una terapia de remineralización.
Las soluciones a los distintos tipos de manchas varían en cada una de ellas. Pero en todos los casos, es importante realizar un buen cepillado y que exista una adecuada prevención. También es fundamental detectarlas a tiempo y no permitir que la salud bucodental del niño se deteriore. Pero, no existe nada mejor que animarlos a cepillarse los dientes de manera habitual y con una buena técnica, ya que en algunos casos los problemas de salud bucodental de los adultos pueden tener su origen en la infancia.
Fuente: Sunstar GUM Americas