Se ubica en tercer lugar en toda América en cuanto a consumo de alcohol: 9,1 litros per cápita.
Según el informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que recopila estadísticas con sus 194 estados miembros, la Argentina se colocó detrás de Canadá (10 litros) y los Estados Unidos, con 9,3 litros, en el continente americano, y superó por primera vez a Chile (9 litros), que en el informe anterior (2014) estaba por delante. Le siguen Perú y Brasil (ambos con 8,9 litros), Venezuela (7,1), Uruguay (6,8), Paraguay (6,3), Bolivia (5,9) y Ecuador, con 5,1.
De este modo, el nuevo ranking estadístico ubica a la Argentina en tercer lugar en toda América en cuanto a consumo de alcohol: 9,1 litros per cápita. Aunque no se está consumiendo más que antes (9,3 en el último informe) otros países de la región han reducido el consumo más que nosotros.
El consumo problemático de alcohol es uno de los principales factores de riesgo prevenibles de las enfermedades no transmisibles (cardio y cerebro vasculares, trastornos metabólicos, etc).
En el 2012, el 5,9% de las muertes en el mundo y el 5,1% de la carga de enfermedades y lesiones fueron atribuibles al consumo nocivo de alcohol. Esta es la principal causa de muerte en la población de entre 15 y 49 años.
Además de ser un factor de riesgo de las ENT, el consumo de alcohol se asocia también a muertes y discapacidad por accidentes de tránsito -entre el 20% y el 50% de las muertes por accidentes de tránsito en el continente americano están asociadas al alcohol-, lesiones intencionales y no intencionales, violencia interpersonal, enfermedades infecciosas, enfermedades psiquiátricas, daño cognitivo y cáncer.
Según la Organización Panamericana de la Salud, en 2012, el consumo de alcohol provocó más de 300.000 muertes en la región, es decir, aproximadamente una muerte cada 100 segundos. Por su parte, se estima que en la Argentina más de 8000 personas mueren cada año por enfermedades vinculadas al consumo problemático de alcohol.
Las personas que beben durante la adolescencia tienen mayor propensión a consumir alcohol con un patrón de riesgo y son más vulnerables al consumo de alcohol y a sus efectos que las personas adultas. En este sentido, se ha detectado que quienes comienzan a beber antes de los 15 años de edad tienen cuatro veces más probabilidades de convertirse en dependientes del alcohol, y casi siete veces más probabilidades de sufrir lesiones en un accidente de vehículo o una pelea física
Según la Encuesta Mundial de Salud Escolar (EMSE, 2012) y el Sexto Estudio Nacional sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas en estudiantes de enseñanza media (SEDRONAR, 2014):
– 7 de cada 10 adolescentes consumieron alcohol alguna vez en la vida.
– La mayoría lo hizo por primera vez antes de los 14 años (75,9%, EMSE 2012) y antes de los 15 años (78,7%, SEDRONAR 2014).
– El alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida por estudiantes de secundaria en todo el país.
– Casi no hay diferencias en los patrones de consumo de alcohol entre varones y mujeres tal como se observaba en el pasado. Esto muestra que la brecha entre sexos tiende a reducirse y marca un crecimiento del problema entre las adolescentes.
Para reducir la carga de ENT asociadas al consumo de alcohol, las principales recomendaciones de la OMS y OPS son: aumentar los precios de las bebidas alcohólicas mediante impuestos para reducir su asequibilidad; establecer una prohibición total de toda forma de publicidad, promoción y patrocinio de bebidas alcohólicas; limitar el acceso al alcohol de los menores de edad y fortalecer la respuesta de los servicios de salud. De acuerdo a la evidencia científica, estas políticas son las más costo-efectivas para reducir el consumo de alcohol en la población, especialmente en jóvenes.
El último relevamiento de la consultora Nielsen en los supermercados, en 2016 crecieron las ventas de whisky (7,2%), vodka (25,1%), ron (15%) y licores (8,1%). Mientras que cayeron 5% el fernet, los aperitivos tipo americano un 24,4% y los denominados “Ready to drink”, un 23,7 por ciento.
Especialistas consultados coincidieron en que el “alto nivel de consumo de alcohol puede adjudicarse a la gran disponibilidad, su bajo precio y la amplia promoción y publicidad de estas bebidas”.