El gobierno australiano lanzó un programa para lograr que se cumpla el calendario de vacunación y para ello recurrió a una estrategia singular: quienes no vacunen a sus hijos dejarán de recibir los beneficios fiscales que percibían.
El programa No Jab, No Pay, que se traduce como “Sin pinchazo no hay paga”, comenzó el domingo último y se traduce en multas por unos 29 dólares australianos, unos 592 pesos argentinos, cada 15 días. Esta suma se retiene cada 15 días si se continúa incumpliendo con el pedido del ministerio de Salud.
Los padres que cobren un salario mayor a los 80 dólares al día, deberán pagar una suma más alta.
Con esta modalidad se busca continuar con la iniciativa que elimine a los antivacunas en Australia, y además, que sirva de recordatorio constante a los padres sobre la irresponsable decisión que es el no vacunar a sus hijos, ya que no sólo pone en riesgo la salud de ellos, sino la de otras personas.
Otros países que tomaron medidas similares
Australia no es el primer ni el único país que decidió tomar medidas legales para ponerle fin a este movimiento que pone en riesgo la salud de la población. En 2017, eran 14 los países que impusieron la vacunación obligatoria.
Italia, por ejemplo impuso la vacunación obligatoria en los niños menores de seis años para el ingreso a guarderías y escuelas infantiles, mientras que en el caso de los niños que superen esa edad, los padres recibirían multas de hasta 7.500 euros.
Francia por su parte, anunció el año pasado que a partir de 2018 impondría la vacunación obligatoria de 11 enfermedades para los menores de dos años. Antes de ello, tres vacunas eran obligatorias, mientras que las ocho que añadieron eran solamente recomendadas.