Desde hace unos meses, la ciudad se llenó de repartidores en bicicletas asociados a distintas apps: una de ellas es la colombiana Rappi, cuyos empleados protagonizaron una huelga en los últimos días por cambios en la plataforma. Según denuncian, esa modificaciones otorgan mejores viajes a los nuevos cadetes, mientras que a los que tienen más antigüedad los hacen pedalear por encima de los kilómetros acordados por menos dinero.
El reclamo cesó en las últimas horas porque se abrió una instancia de negociación entre ambas partes, pero los mensajeros advirtieron que podrían retomar las medidas de fuerza.
“Con la nueva actualización, los chicos nuevos tienen mucho trabajo y a los que estamos hace mucho tiempo nos salen los pedidos de 3 ó 4 kilómetros. Estoy en Palermo y me llega un pedido para ir a Caballito. Sé que son más de 50 cuadras porque me lo marca la aplicación. ¿Voy pedaleando hasta allá por $35? Si no tomo el viaje me llaman desde un call center para presionarme. Luego me bajan el ranking y no me llegan más pedidos”, afirmó Roger Rojas, vocero de los RappiTenderos, como se denominan en redes sociales los trabajadores que organizan el reclamo.
Según Rojas, en las capacitaciones, la empresa se compromete a determinadas condiciones, que luego serían modificadas, como la distancia del viaje, que supuestamente no puede ser más de 1,5 kilómetros. “Ahora los pedidos salen de tres kilómetros. Y a veces te aparecen viajes que dicen 0 km y abrís y ves que es de cuatro kilómetros, y lo tenés que tomar o quedarte bloqueado”, explicó y agregó que, durante la huelga, Rappi habría aumentado los pagos a repartidores de $35 a $60 por viaje para ahogar la protesta. Las tarifas y pagos serían variables y fijados unilateralmente la empresa.
Consultados por LA NACION, desde la Asociación Sindical De Motociclistas Mensajeros Y Servicios (ASiMM) dijeron que el reclamo de los trabajadores surge de “una sumatoria de falta de criterio de la empresa”.
“Fuimos a acompañar a los trabajadores que fueron hasta la puerta de la empresa porque hay muchos desmanejos: cambios unilaterales en las condiciones de trabajo, hacen cargo a los trabajadores de pagar el uniforme y no se hacen responsables por la seguridad laboral sino que toda la inversión va a marketing”, aseguró Gabriel Acevedo, secretario de actas de ASiMM.
De acuerdo con Acevedo, Rappi dice que tiene 5000 repartidores aunque ellos creen que serían unos 1000. “Empezás a trabajar en negro y, si sos productivo, te dicen de hacerte el monotributo, pero no tienen respuestas si los chicos sufren un accidente. Tenemos relevadas de 10 a 15 denuncias de chicos en siniestros que resultaron fracturados, pero, como no son trabajadores registrados, solo unos pocos llaman. Creemos que el universo es más grande”, apuntó.
Fuente: La Nación