Forever Rose, o “La rosa eterna”, es una fotografía digital que pertenece al nuevo mercado del cripto-arte: las obras no se pueden tocar ni colgar en el hogar. En cambio, están representadas en tokens que las personas pueden comprar y guardar, vender, o regalar a alguien para una ocasión especial.
Producida por el arista Kevin Abosch y GIFTO, una plataforma virtual para hacer regalos a través de una blockchain, en el Día de San Valentín, un grpo de diez coleccionistas decidieron repartirse en partes iguales el costo de la imagen: USD 1.000.000, cuyo pago efectuaron en criptomonedas. Se cree que es el precio más alto que se ha pagado por una obra de arte virtual.
Aunque el monto puede parecer exagerado, el criptoarte se basa en un concepto abstracto que invita a la gente a pensar la relación entre el arte y blockchain, la tecnología detrás de bitcoin. “Tradicionalmente la gente ha valorado las cosas que puede ver y sentir. Pero algunas de las cosas más valiosas, como el amor, por ejemplo, se pueden sentir pero no ver“, dijo Abosch a CNN. “El arte reducido a su esencia se trata de la idea”, agregó.
Los compradores incluyen a cuatro fondos de inversión, cuatro empresas de blockchain, la inversora de criptomonedas china Meng Zu y un coleccionista adicional que mantuvo el anonimato.
El pago se realizó en las criptomonedas IAMA Coin, de Abosch, y GTO, de GIFTO. Las partes pagaron USD 100.000 y recibieron el equivalente a una décima de ROSE, un token de ERC20 que soporta la blockchain de Etehreum. El criptotoken sirve como título de propiedad de las partes de la fotografía. Todas las ganancias de la venta serán donadas a la Fundación CoderDojo, cuya misión es asegurar que todos los niños alrededor del mundo tengan la oportunidad de aprender a programar y ser creativos con la tecnología en un ambiente seguro y social.
Abosch se hizo famoso cuando en 2016 cuando un empresario europeo compró “Potato #365”, un retrato fotográfico de una papa, por un millón de euros. La atención generada por la venta fue muy emocionante, dijo, ya que desde entonces es muy solicitado por sus retratos de celebridades del sector de entretenimiento y tecnología. “Por otra parte, el enfoque cambia del valor artístico al valor monetario de la obra y para la mayoría de los artistas el arte es una extensión del artista, así que tú mismo comienzas a sentirte como mercancía. Para poder controlar eso en cierto modo, comencé a pensar en mí mismo como una moneda”, dijo.
En junio, el artista irlandés llevó esta sensación a su máxima expresión y decidió hacer una criptomoneda propia que estuviera conectada con su cuerpo. Entonces creó diez millones de tokens, hizo que le sacaran seis ampollas de sangre y con ella selló las direcciones públicas de las fichas sobre 100 piezas de papel. Así nació “IAMA Coin”.
“Estoy encantado de que la comunidad cripto se haya reunido en torno a “La Rosa Eterna” para demostrar el elegante poder de blockchain como tecnología, pero más importante aún, como instrumento a través del cual la buena voluntad y la humanidad pueden ser amplificadas”, comentó Abosch tras la venta.