Buenos Aires Vecinos del conurbano cambian remedios por comida o ropa. La crisis impulsó esta práctica que resulta ilegal y peligrosa.
Por Matías Resano
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La necesidad de satisfacer sus necesidades más urgentes los llevó a sumarse a una iniciativa que, no por ayudarlos, deja de ser peligrosa e ilegal: el trueque de medicamentos. La movida fue implementada por un grupo de vecinos del conurbano que, ante la llegada del frío y los elevados precios de los antibióticos se animaron al intercambio de algo tan sensible como los remedios.
“Teníamos el grupo de mercaderías y ropa, pero debido a la gran demanda de remedios, principalmente de padres para sus hijos, decidimos hacer el trueque porque en los hospitales sólo te dan una vacuna para la fiebre”, explica en diálogo con “Crónica” Magui Gómez. Se trata de una de las pioneras del grupo Trueque de Medicamentos sólo por Facebook, que en menos de 24 horas sumó a 2.500 integrantes. Sus miembros escriben lo que necesitan y esperan respuesta de quien tenga a disposición el medicamento que busca. El intercambio se realiza luego en las inmediaciones de la estación de Gregorio de Laferrere, y el interesado debe retribuir con mercadería o ropa: depende de lo que se acuerde a cambio.
Al mismo tiempo, existen ciertas reglas: la primera es que, quien pide medicamentos no puede llevarse más de cinco. Y que, sólo se intercambian remedios para problemas respiratorios, de articulaciones y para la diabetes. “Tranquilizantes, remedios psiquiátricos y para las convulsiones quedan excluidos”, aclara Gómez. “Tenemos idea de lo que hacemos e intercambiamos y en caso de desconocer un medicamento recurrimos al asesoramiento de médicos que tenemos en el grupo. Además hay vecinos que saben lo que están tomando”, agrega.
Los riesgos
El doctor Gustavo Fortino, profesor de Legislación Farmacéutica de la Universidad de Buenos Aires, explicó que “lo que pasa en estos trueques es que te recomiendan cuál medicamento tomar, cuando no tienen verdadero conocimiento. Es un intercambio entre personas que desconocen el uso de medicamentos, sólo creen que saben porque leen un prospecto y no es así”. Preocupado por la movida, Fortino agregó que “esto me genera malestar porque no se contemplan las exigencias que tiene un farmacéutico para proveer un medicamento, es un peligro tan enorme. Es una violación al estado de salud pública”. Al respecto aseguró que se trata de “un delito estipulado por el artículo 208 del código penal sobre el ejercicio ilegal de la farmacia, y una violación a las leyes sanitarias de la provincia de Buenos Aires y de la Ciudad. Tendría que haber una intervención del Ministerio de Salud de La Nación”.
“Estamos viendo cómo seguir”, dice por su parte Gómez. “No imaginamos que tanta gente se iba a acercar a pedir medicamentos. Esperamos que la cantidad merme… mientras tanto, ayudamos”, agrega. Fortino, por su parte, se mantiene firme en su idea: “es un peligro enorme. Esto demuestra que estamos funcionando mal como sociedad”.