Son suaves, calentitas ¡pero muy pesadas! Estas mantas suelen estar rellenas con gránulos de plástico, para llegar a un total de entre 2 y 12 kg. La idea es que el usuario elija la suya según su contextura: por lo general se busca que tenga entre 8 y 15% del peso corporal.
La sensación de acurrucarse con ellas puede compararse a tener el “delantal” que nos ponen los odontólogos para realizar rayos X, o a recibir la presión de un abrazo. Esto, según el sitio web de BlanQuil, una de las marcas más populares de frazadas pesadas, haría que se incrementaran nuestros niveles de seratonina y melatonina, mientras que se reducirían los de cortisol, la llamada “hormona del estrés”.
“Te afirma en el lugar”, dice David Fuchs, CEO de BlanQuil, en el sitio WebMD. “Parecería ayudar a las personas a dormir bien, por el efecto relajante que tiene la sensación de ser abrazado”.
Según el portal de Gravity, una marca que se hizo famosa a fines del año pasado por haber recaudado más de US$4,7 millones en Kickstarter para lanzar su producto (220 veces más que su meta inicial de US$21.500), la manta está diseñada para aplicar presión pareja a lo largo del cuerpo, lo que relajaría el sistema nervioso central.
“Las frazadas con peso son conocidas entre la comunidad médica, y han sido utilizadas como una herramienta antiestrés durante décadas. Pero, hasta ahora, la sociedad en general no ha tenido acceso”, señaló su campaña en la plataforma de financiación colectiva.
Pero, ¿puede realmente una manta mejorar el sueño?
Aparentemente, sí. Un estudio publicado en la revista científica Journal of Sleep Medicine & Disorders en 2015, se propuso averiguar si este tipo de frazadas ayudaría a las personas con insomnio crónico a descansar mejor.
Para ello, los investigadores observaron durante una semana el sueño regular de los participantes, y luego les pidieron que, durante las siguientes dos semanas, utilizaran una frazada pesada. En ambos casos, midieron la calidad del sueño mediante actigrafía (con un reloj provisto de un sensor, que se utiliza en la muñeca de la mano no dominante), pruebas de polisomnografía y registros escritos.
Los resultados se inclinaron en favor de las frazadas: al usarlas, los participantes se movieron menos durante la noche. Y quienes tomaban medicación para dormir, también conciliaron el sueño más rápido y pasaron menos tiempo en la cama. Igualmente, vale la pena considerar que este estudio fue patrocinado por la compañía sueca Somna AB, que fabrica y comercializa este tipo de mantas.