En el oeste de Japón, los socorristas buscan a los desaparecidos por las lluvias torrenciales en barrios completamente cubiertos de barro y entre los escombros de las casas. A causa de las lluvias ya murieron 100 personas. Este balance podría empeorar a medida que avancen las labores de búsqueda de desaparecidos.
Se trata de una de las peores catástrofes de este tipo en los últimos años de Japón, con un número de víctimas que ya supera al de los corrimientos de tierra de 2014 en Hiroshima, con 74 fallecidos. Algunas fábricas (como las de Panasonic, Mitsubishi Motors y Mazda) tuvieron que detener su producción en la región, al igual que servicios como Amazon. Japón suele verse atravesado por importantes frentes lluviosos y tifones, a veces mortíferos, en verano. Ayer se había retirado el estado de alerta máxima, pero se mantenían avisos de niveles inferiores.
Cuando el sol abrasador empezaba a secar el barro, los rescatistas, ayudados con máquinas de obras, palas y motosierras, buscaban rastros de una docena de personas desaparecidas. “Estamos retirando los escombros donde podemos. También retiramos casas destruidas, si no, es imposible llegar hasta los posibles sobrevivientes atrapados debajo”, explicó un militar.
“Me hubiera gustado que mi hermana y su familia hubieran evacuado antes”, lamentó Kosuke Kiyohara ante la casa destruida de sus allegados, que ahora están desaparecidos. “Le dije a mi familia que se prepararan para lo peor”, confesó.
Al regresar a sus hogares siniestrados al perder fuerza la lluvia, los habitantes empezaron a darse cuenta de la amplitud del desastre: hay barrios enteros inundados, vehículos en medio de cráteres formados en unas carreteras completamente destruidas, enormes riadas de barro y puentes arrasados, entre otras escenas de devastación.
“Los socorristas ayer se desplazaban en barcos debido a la amplitud de las inundaciones, pero el agua se está retirando hoy progresivamente y si el nivel baja lo suficiente, podrán acceder a zonas muy afectadas por la ruta o a pie”, explicó por teléfono una portavoz de la oficina de gestión de catástrofes de la prefectura de la provincia de Okayama. “Hoy no llueve, pero debemos mantenernos alerta ante las riadas de barro”, insistió.
“Las operaciones de rescate se mantienen las 24 horas del día”, dijo ayer Yoshihide Fujitani, un responsable de gestión de catástrofes de la prefectura de Hiroshima. “También nos estamos encargando de las personas evacuadas e intentamos recuperar las infraestructuras vitales como la red de agua y gas”, declaró Fujitani. “Hacemos todo lo que podemos”.
Las precipitaciones entre el viernes y el domingo alcanzaron niveles récord en 93 puntos de observación de 14 prefecturas. En el terreno se desplegaron unos 54.000 bomberos, policías y militares de las Fuerzas de Autodefensa, “esforzándose al máximo para salvar vidas”, según dijo el primer ministro japonés, Shinzo Abe.
Hasta 5 millones de personas recibieron órdenes de evacuación, pero la consigna no era obligatoria y en algunas ocasiones, cuando el agua subía muy rápido, podía resultar más arriesgado intentar salir que refugiarse en una terraza.