La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) celebró ayer sus 60 años, un hito que marca el momento en el que el Gobierno de Estados Unidos comenzó a mirar a las estrellas con tanta curiosidad científica como recelo militar.
Fue hace justo sesenta años que el entonces presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower, firmó la legislación que dio origen a la emblemática agencia espacial, aunque su puesta en marcha no se produjo hasta el uno de octubre de ese mismo año.
Sin embargo, la historia de la NASA se remonta más de medio siglo atrás, en el albor de la aviación, cuando en 1915 Washington creó el Comité Asesor Nacional para la Aeronáutica (NACA), cuya misión principal era buscar soluciones prácticas a los retos que presentaban esos primeros vuelos.
“No se limitaba a estudiar vuelos en la atmósfera, por lo que los ingenieros y científicos empezaron a estudiar cohetes y vuelos espaciales”, explicó el historiador y asesor del Pentágono, Richard Hallion.
En 1926, el físico estadounidense Robert Goddard captó la atención del mundo al lanzar con éxito el primer cohete propulsado con fuel líquido, lo que supuso un logro científico de enorme valor. Y con el tiempo los logros históricos se empezaron a acumular, como la llegada del hombre a la Luna, el 20 de julio de 1969; aunque también hubo reveses, como la explosión del transbordador Challenger, en 1986, en la que fallecieron sus siete tripulantes.