“No te parece que gritas mucho”. La frase fue el detonante. Después, piñas, patadas, insultos… Y una muerte absurda.
La locura comenzó a las 6.39 de esta mañana en la esquina de una famosa cervecería de Hurlingham y culminó cuatro minutos después a menos de 50 metros de allí, en el estacionamiento de un Mc Donald’s, donde quedó tendido en el piso Facundo Espíndola (25), muerto de una puñalada en el pecho.
Las imágenes de la pelea se viralizaron rápidamente. Lo que no se sabía es que la víctima era un arquero que había pasado por Almagro y ahora estaba libre, según confiaron fuentes del caso a Clarín.
Enseguida trascendió el segundo dato conmocionante: por el crimen hay dos detenidos y uno de ellos es un delantero del fútbol del Ascenso: se trata de Nahuel Alejandro Oviedo Betancourt, de 28 años, confirmaron a Clarín las fuentes.
Oviedo debutó en Primera División en Huracán y, actualmente, integra el plantel de San Telmo. Venía de un rotura de ligamentos que lo alejó de las canchas por unos nueve meses y recién ayer hizo fútbol en un amistoso contra su ex club. No es la primera vez que va preso.
El caso
Todo comenzó cuando Espíndola y sus ocho amigos, al salir del bar Jack’s Home, comenzaron a caminar por la avenida Arturo Jauretche cantando y gritando.
Fue entonces que Ever, un ciudadano un paraguayo dueño de un Peugeot 308 blanco que estaba con Oviedo, les dijo: “No te parece que gritas mucho”. Y la locura ganó la calle.
Eran las 6.39, cuando Espíndola y Oviedo se enfrentaron y comenzaron a pelearse en la calle, justo en la esquina del bar Jacks’ Home.
Cuatro minutos después, Espíndola abandonó la contienda a pura piña y se fue rumbo al Mc Donald’s, ubicado a unos 50 metros del bar, aunque el local estaba cerrado.
Según los investigadores, en base a los testigos, detrás de el arquero fue el Peugeot 308 blanco. “Oviedo, que iba del lado del acompañante, se bajó del coche y le dio un apuntada profunda a Espíndola”, esgrimieron las fuentes.
“La herida fue en el sector derecho del tórax y murió prácticamente en el acto. Cuando la ambulancia llegó al lugar ya no pudieron hacer nada”, detallaron.
Y siguieron: “Las cámaras de seguridad de la zona registraron el momento en el que su amigo le pasa el arma”. También los registran huyendo de lugar del crimen a las 6.43, apenas cuatro minutos después de que por una tontería comenzara una pelea mortal.
A Oviedo lo arrestaron junto a Ever cuando ambos iban a bordo del Peugeot 308 por Villa Tesei. Eran las 6.54, habían pasado poco más de diez minutos del crimen y las cámaras de seguridad fueron claves para dar con el coche en el cruce de avenida Gobernador Vergara y Juana Azurduy. Es más, hasta se los ve en el camino eludir un control policial.
Lo cierto es que, según las fuentes, “el auto presentaba manchas de sangre en el capot y en las ópticas delanteras”.
Las fuentes revelaron, además, que pasado el mediodía, en Gral. Alfredo Rodríguez al 1100, a 30 cuadras de donde fue el arresto y a unas 16 de donde ocurrió el crimen, la policía encontró un cuchillo que -se cree- fue el arma con la que apuñalaron a Espíndola.
Según amigos y familiares de la víctima, el detenido y Espíndola no se conocían.
Ahora, Oviedo está imputado como autor material del homicidio simple de Espíndola. Su amigo, Ever, como partícipe necesario. El caso lo investiga la UFI N°8 de Morón de la fiscal Adriana Suárez Corripio.
Antecedentes
No es la primera vez que Oviedo va preso, aunque en San Telmo todos están sorprendidos por lo ocurrido. “Siempre tuvo una excelente conducta, no falta nunca, se lleva bien con los compañeros”, explicaron a Clarín. También destacaron que estaban al tanto de sus antecedentes.
Fue en 2011 su primera condena: tres años en suspenso por robar joyas de una casa de Villa Devoto porque admitió su culpabilidad.
También lo hizo en una nota que el diario Olé publicó en 2016: “No me llevaron engañado pero me la vendieron como que era fácil. Pero apareció la Policía y no tuve reacción. Y pensé: ‘Me cagué la vida'”.
Dos años después, a poco de debutar en la Primera de Huracán, fue acusado de robar y maltratar a una oficial de la Policía Metropolitana en Chacarita: “En el segundo lío no tuve nada que ver. Me comí un garrón por los antecedentes”, contaba en la nota de Olé.
Terminó preso tres meses en el penal de Ezeiza. Al salir de la cárcel, donde confesó que lo salvó el fútbol, pasó por varios clubes hasta que finalmente se sumó a San Telmo.
El año pasado se rompió los ligamentos y en esta pretemporada con San Telmo estaba volviendo a hacer fútbol al punto que ayer jugó un amistoso para los suplentes contra Huracán. Es más, en sus redes sociales posteó fotos, feliz, de haberse reencontrado con el club que lo vio debutar en el fútbol y, también, perderse en el delito.
Fuente: Clarín