Le ganó 4-2 a Libertad en Asunción y selló una serie que ganó tranquilo, aunque también despertó preocupaciones.
Es imposible que deje gusto a poco una serie a la que le sobró más de un tiempo. A la que Boca, salvo por ese puñado de minutos iniciales en Asunción, atrapó sin sobresaltos para avanzar a cuartos de final y dejar en claro que es uno de los grandes candidatos a levantar la Copa Libertadores. Pero lo que es posible, al mismo tiempo, es seguir notando una doble sensación en el equipo: es tan fácil para Boca hacer goles como para sus rivales generarle peligro.
Entonces irá siempre en ese subibaja. En el ida y vuelta constante como el de la noche del jueves: el que lo asustaba en el inicio por la pifia de Goltz y la definición con clase de Tacuara Cardozo y el que lo invita a la ilusión con las dos ráfagas ofensivas -una en cada tiempo- en la que despliega un abanico de opciones en ataque que da miedo. Eso es Boca, el que da miedo adelante y atrás asusta.
Contra Libertad, sus delanteros se ocuparon de maquillar cualquier imperfección. Y ahora lo que eran dudas son certezas: Benedetto volvió bien, Tevez aprovechó sus minutos y volvió a sonreír, Zárate es una segunda guitarra fenomenal, Pavón siempre da el presente. Y por si hiciera falta entra Cardona para liquidar la historia picando el penal y cerrando un 4-2 inobjetable.
Ahora no se hablará más de quién debe ser el 9. En 62 minutos (habían consensuado que no jugaría hasta el final), Benedetto se movió en el frente de ataque como en su casa: salió a pivotear, no fue egoísta y le sirvió el gol a Pavón, primero, y a Zárate después. Con él bien, ya no habrá discusión. En ese rubro, Zárate se encargó de desmentir con juego aquellas palabras de Guillermo: jugó detrás del centrodelantero, suelto, flotando para recibir el pase y quedar de cara al arco rival. Con un par de apariciones explotó mejor su potencial.
El problema está a menos de 100 metros de distancia. El problema es que un par de centros cruzados pueden alterar la calma de este equipo. No le hizo falta demasiado a Libertad. El arranque asfixiante era lógico para un equipo que debía revertir el 2-0 de la ida, pero luego, ya con el partido planchado y con Boca cómodo pensando en una goleada, Libertad también dejó al desnudo un partido muy flojo de la línea de fondo, en especial el ala derecha con Jara y Goltz.
Cuando la clasificación ya no era problema, el vértigo entró desde el banco. Mejor imposible para los Mellizos: Tevez y Cardona entraron y liquidaron la historia.
Porque lo que sobra de un lado falta del otro. Pero eso será tarea rumbo a Belo Horizonte. Porque el pasaje a cuartos no fue un problema para Boca.