“Esto empezó hace dos meses. El hambre tiene cara de hereje. Cuando tenés hambre estás jugado”, cuenta un chacarero del conurbano bonaerense. La devaluación lo afectó con dureza: dejó de comer para alimentar su ganado.
Héctor Velázquez es un pequeño productor del conurbano bonaerense. Cría ovejas, vacas, gallinas y chanchos. Vive en condiciones muy humildes, muy precarias. En los últimos tiempos, por la crisis económica, sufre cuatrerismo por el hambre de muchos que son vecinos suyos.
“Vivo del campo. Vendo. Llegué a tener 80 lechones. Me robaron chivos, corderos, entran a caballo y a pie y los carnean ahí nomás. Esto empezó hace dos meses. El hambre tiene cara de hereje. Cuando tenés hambre estás jugado”, relata en declaraciones a ADN, el programa de C5N.
Desde que Velázquez empezó a sufrir cuatrerismo no pega un ojo. Se queda sentado con su arma cargada. “Duermo poco de noche. Siempre estoy con la escopeta. Me preocupa matar a un niño. A un chico que quizás tiene hambre igual que yo. Ya no aguanto más, estoy al tope de hacerme salvaje”, relata.
“Para mantener a ese chancho tengo que comprar una bolsa de maíz por 380 pesos. Un lechón vale 100 pesos el kilo. Lo vendo a ese precio para poder sobrevivir. Para comprar comida para los cerdos tengo que dejar de comer yo. Todo está en dólares menos lo que yo vendo”, cuenta una víctima de la brusca devaluación en primera persona.
“La vida no vale nada”, cierra.