La sonda solar Parker, que viajará a través de la atmósfera solar para acercarse lo más posible al astro rey, el Sol, despegó este domingo desde el Centro Espacial de Cabo Cañaveral, en Florida, informó la NASA.
La NASA había aplazado el sábado el lanzamiento de la sonda, que viaja dentro del vehículo de lanzamiento Delta IV Heavy, debido a un problema técnico surgido durante los últimos minutos de la cuenta atrás.
La sonda orbitará alrededor del Sol en un recorrido elíptico y atravesará la capa exterior de la atmósfera solar, la corona, alcanzando una velocidad de 700.000 kilómetros por hora.
Protegida por un escudo de casi 12 centímetros de grosor de carbono, está diseñada para poder aguantar más radiación que ninguna otra nave antes y temperaturas de más de 1.300 grados centígrados, explicó la NASA. La sonda, que pesa 700 kilos y es del tamaño de un vehículo pequeño, se acercará al Sol a una distancia de unos 6,2 millones de kilómetros.
De acuerdo con la NASA, la sonda Parker volará a través de una región en la astmósfera solar con una temperatura de cientos de miles de grados. ¿Por qué entonces no se derrite? Además del escudo térmico y otras sofisticaciones técnicas esto se debe sobre todo a la delgada astmósfera solar, según explica la agencia espacial: La temperatura es una medida para saber con qué rapidez se mueven las partículas, pero el calor lo es para la energía que esas partículas transmiten. Como en el espacio hay muy pocas partículas, las temperaturas son muy elevadas sin necesidad de calentar un objeto en particular.
Si se mete la mano en agua hirviendo se aguanta mucho menos tiempo que si se mete en un horno a 100 grados, explicó la NASA con la indicación expresa de no hacer la prueba en casa. La corona solar contiene tan pocas partículas que el calor que debe soportar la sonda viene sobre todo de los intensos rayos de luz del Sol.
Con esta misión, que está prevista que dure hasta 2025, los investigadores de la NASA esperan obtener conocimientos sobre por qué la corona está mucho más caliente que la superficie del Sol y con ello, sobre el funcionamiento de las estrellas. Estos datos podrían contribuir a mejorar las predicciones meteorológicas en el futuro. Como el Sol es la fuente de luz y calor para la vida en la Tierra, los expertos también esperan obtener nuevos conocimientos sobre la evolución. Además el proyecto proporcionará informaciones sobre los rápidos vientos solares, que pueden molestar sensiblemente a los satélites.
Se trata de la primera sonda de la NASA que recibe el nombre de un científico vivo, el astrofísico Eugene Parker, de 91 años, un investigador emérito de la Universidad de Chicago que ya en los años 50 predijo la existencia de vientos solares.
Parker no es la primera sonda que examinará el Sol desde cerca. Ya en los años 70 se lanzaron las sondas germano-estadounidenses Helios 1 y Helios 2 que mantuvieron una distancia conveniente de unos 45 millones de kilómetros respecto al Sol. Con ello se encontraban dentro de la órbita de Mercurio, el primer planeta en orden de distancia desde el Sol. A modo de comparación: el Sol está a una distancia media de 150 millones de kilómetros de la Tierra.
La Agencia Espacial Europea también tiene previsto enviar una sonda al Sol dentro de dos años, en 2020.