A la presión alcista que aporta la demanda doméstica se le suma una oleada devaluatoria de las monedas emergentes que tambíen afecta al peso argentino.
Factores internos y externos contribuyen a una rueda cambiaria complicada y con firme demanda y salto de cotizaciones. En bancos y casas de cambio el dólar escalo los $30,30, tres centavos por encima del récord de cierre del pasado 28 de junio ($29,57).
El alza se produjo debido a un aumento de la demanda por parte de inversores locales que optaron por posicionarse en moneda norteamericana en medio del ruido político desatado debido a la “causa de los cuadernos” que salpica a políticos y empresarios por un supuesto esquema millonario de sobornos.
El apetito por el dólar, además, se profundizó por el aumento del riesgo país, que se dispara un 3,8% a 633 puntos como consecuencia de ese escenario de incertidumbre y a la suba de tasas en los Estados Unidos.
Asimismo el billete se movió en línea con el mundo, donde el índice dólar subía un 0,3% a 95,25 puntos, lo que repercutía en los mercados emergentes. En Brasil, la moneda estadounidense gana un 1,2% frente al real y en México asciende un 1,1% frente al peso.