Un gran cuento por donde se lo mire: hay que agradecerle a un otorrinolaringólogo -justamente- el puntapié de la radiofonía. Cumpleaños 98 de esa primera novia del país que sopla 33 velitas más que la primera transmisión televisiva local. La primera influencer. A la que quisieron matar antes de tiempo. Y a la que muchos mal llaman “invento argentino”.
Cada 27 de agosto se rinde homenaje a escena protagonizada por don Enrique Telémaco Susini. Una travesura que las páginas de historia se encargaron de adornar. El médico entrerriano, hijo de un cónsul argentino en Viena, se divertía como cualquier hijo de vecino. Con su grupo de amigos y un sobrino (César Guerrico, Luis Romero Carranza y Miguel Mugica) hizo peripecias para colocar antenas en edificios. “Niño bien”, “Enriquito” había viajado a Francia, a estudiar “los efectos sobre las vías respiratorias de los gases asfixiantes de la Guerra”, y había vuelto con extraños “chiches” nuevos: equipos de radiocomunicaciones.
Junto a su grupo, Susini transmitió en 1920 Parsifal, de Wagner, desde el Teatro Coliseo. “Raros” a los ojos de la época, los muchachos fueron apodados “Locos de la azotea”.
El juego inocente del 27 de agosto modificó paulatinamente la vida de un país, en épocas en que no existía ni el Obelisco. Presidencia de Hipólito Yrigoyen. La bendita cinta sobrevive. El propio Telémaco empuñó el micrófono y grabó su voz para siempre: “Señoras y señores, la Sociedad Radio Argentina les presenta hoy el Festival Sacro de Ricardo Wagner, Parsifal…”.
Rememorando el día de la radio, en Dale que Vamos! hablaron con Marita Monteleone, la mítica voz de Telecom:
También pasó el gran Silvio Soldán: