La pobreza volvió a crecer con fuerza en los últimos meses debido a la crisis económica y, según un análisis privado, ya afecta a los jóvenes cinco veces más que a las personas mayores.
Entre la población menor de 20 años la pobreza alcanza al 38%, mientras que en las personas de entre 20 y 60 alcanza al 23% y entre los mayores a 60, se ubica en el 7%, indicó el Instituto para del Desarrollo Social Argentina (IDESA).
El presidente Mauricio Macri admitió recientemente que la “devaluación” del peso, que ya alcanza el 40% anual, y el “rebote” inflacionario crecerá el flagelo que afecta a millones de personas y cuya reducción estaba entre las prioridades del Gobierno, según los compromisos de las campañas electorales de 2015 y 2017.
Actualmente, el principal componente del gasto público nacional son las jubilaciones y pensiones: representan aproximadamente 40% del total de las erogaciones, con una expansión sustancialmente más alta que el resto de los gastos e ingresos.
Por ejemplo, en lo que va del año el pago a jubilados aumentó a una tasa del 30% interanual cuando los recursos tributarios lo hicieron al 22%, indicó IDESA en su análisis de la situación de la pobreza. “Esta dinámica convierte al sistema previsional en el principal factor desestabilizador de las finanzas públicas”, dijo el informe.
Para IDESA, esa acelerada expansión del gasto previsional no solo explica el insostenible nivel de déficit fiscal sino que además limita y cercena otras actividades del Estado.
¿Cuál son las consecuencias sociales de que el gasto previsional sea tan alto y con un crecimiento tan expansivo? IDESA asegura que un dato que ayuda a echar luz sobre este interrogante es la diferencia en la tasa de pobreza según grupos etarios.
En este sentido, con la encuesta de hogares del INDEC correspondiente al 1° trimestre del 2018 se estima que la pobreza afecta cinco veces más a los jóvenes que a las personas mayores de 60 años. “Semejante brecha está asociada al hecho de que la política previsional aplicada en la última década fue eficaz en reducir la pobreza entre los mayores pero, debido a su rudimentario diseño, lo hizo a costa del resto de la población y, en especial, de los niños y jóvenes”, opinó el informe de IDESA.
Esto es así porque el acelerado crecimiento del gasto previsional obliga a sacrificar otras erogaciones del Estado de alto impacto en la niñez y la adolescencia (como las asignaciones familiares) y a aplicar impuestos de muy mala calidad (incluyendo el inflacionario) que cercenan la generación de empleos.
Así, el gasto previsional termina haciendo una contribución importante a la distribución regresiva del ingreso, dijo el Instituto.