Una compañía promete tener la técnica para usar impresoras 3D para crear corazones de reemplazo, hechos con tejido del paciente; cuáles son los desafíos que enfrenta
Si la imprenta de Gutenberg causó una revolución del conocimiento, en esta parte del siglo XXI las bioimpresoras se acercan a escribir un nuevo capítulo de los logros más destacados de la medicina. Cartílagos, piel, y hasta huesos pueden ser creados por estas máquinas. En el mundo, la creación de órganos a partir de células humanas también avanza hacia partes del cuerpo más complejas, como el corazón.
El médico Anthony Atala es quien, tal vez, haya llegado más lejos en lo que se conoce como “medicina regenerativa”. En su laboratorio en el Instituto Wake Forest en Estados Unidos, Atala logró crear vejigas y vaginas, mediante el cultivo de las células de los pacientes que luego recibieron los trasplantes.
A través de la bioimpresión, Atala había hecho saber que también experimentó con corazones para ratones. En 2014, el Instituto de Innovación Cardiovascular en la Universidad de Louisville (EE.UU.) pronosticó que para 2023 estarán en condiciones de tener este órgano bioimpreso. Y, recientemente, un laboratorio privado estadounidense anunció que más temprano que tarde podrán crear un corazón a partir de células de la sangre.