Se suspendieron donativos de carácter informal (pañales, leche en polvo, pequeñas entregas dinerarias) a personas en condición de extrema pobreza e indigencia. Es porque no están ingresando los suficientes fondos de aportantes voluntarios. La asistencia formal (jardines, comedores, etc.) se sigue dando normalmente.
El Movimiento Los Sin Techo (MLST) ha debido suspender de momento las entregas de pequeñas ayudas de carácter informal que se otorgan en su sede (San Jerónimo 3328). Esto es pañales, leche en polvo, azúcar o yerba, calzado e incluso pequeños montos de dinero para comprar comida que la gente en situación de pobreza e indigencia solicita. La causa: faltan ingresos de las donaciones no sistemáticas y voluntarias que habitualmente recibe la ONG, de parte de privados aportantes. Así lo dijo uno de los referentes de la institución, José Luis Ambrosino. No obstante, aclaró que las ayudas formales y los planes de contención social que el MLST lleva adelante en los barrios de la ciudad (planes de viviendas, jardines, comedores, etc.) sigue realizándose normalmente. Los subsidios oficiales tanto del gobierno provincial como municipal están llegando.
“En este momento no están entrando a la entidad las donaciones de privados, pequeños aportantes, amigos que nos dan una mano y que habitualmente recibíamos, como pequeños fondos dinerarios, donaciones de productos que la gente pide, etc. Como viene tanta gente, no se las puede ayudar de momento con estas ayudas de emergencia”, agregó.
Lo que se suspendió de momento es esa ayuda silenciosa y diaria que se da en la sede de la entidad para atender la emergencia inmediata de la pobreza: un paquete de fideos, un litro de leche, un kilo de pan, un par de zapatillas, una chapa. “A eso lo cubríamos con estas donaciones, que se han discontinuado o bien dejaron de llegar. Pusimos un cartelito para que la gente no venga a ‘chuparse’ el frío desde primera hora de la mañana, porque hoy no contamos con esas ayudas para dar”, describió la triste realidad.
En la sede se atienden estas demandas de emergencia social los martes y jueves principalmente. “Nosotros tenemos la convicción antropológica de atender personalmente una por una de las personas que vienen: carreros, gente en situación de calle. A veces no damos abasto. Ayudamos de acuerdo a las necesidades que se nos presentan. Hace años que se hace, pero lamentablemente hoy no estamos disponiendo de estos fondos de donativos informales para dar respuesta a esas demandas”, dijo Ambrosino.
Pobreza que duele
“Ya no es tan fácil donar. Hay gente de buena voluntad que nos acerca 100 ó 200 pesos, por ejemplo. Pequeñas empresas que nos dan cosas. Ese tipo de donativos es la ayuda informal. Pero la gente debe recortar: si no dona es porque no tiene, porque debe achicarse en sus finanzas. Corta una donación como corta un viaje en taxi… Para la clase media ya no es fácil donar, aunque hay sensibilidad social y ganas de dar una mano, a la gente se le hace difícil”, añadió Ambrosino. Consultado sobre si hay un aumento de la demanda social, dijo que es “permanente”. “No puedo hacer una comparación exacta de si aumentó o no la demanda social. Sí sé que es permanente el pedido de ayuda. Puedo decir que en los barrios la gente está muy necesitada. La Asignación Universal por Hijo (AUH) aumentó sólo 80 pesos. No alcanza”. Y agregó un dato dramático: en los barrios de la ciudad hay 1.700 familias que viven en ranchos de chapa y que no tienen nada: están en condición de extrema indigencia.
Que vuelvan estas donaciones no sistemáticas que recibía la ONG dependerá “de una reactivación económica general. A la gente y a los privados le tiene que sobrar un poco para que vuelva a donar; si no, esa ayuda no llega, sobre todo de los sectores medios. La lucha nuestra es diaria”, concluyó.