Científicos santafesinos encontraron microplásticos en sábalos. La bajante deja en evidencia un problema que crece.
Los hay de todos los tamaños, formas y colores. Los más voluminosos se ven en las playas, en la costa, flotando o enganchados en ramas, mientras que los casi invisibles están en los estómagos de las especies que pueblan el Paraná. Los plásticos son un ejército invasor que todo lo coloniza y el río no es una excepción. Tanto así que según explicó Martin Bletter, del laboratorio de Hidroecología del Instituto Nacional de Limnología (Inali) de la Universidad Nacional del Litoral, el Paraná podría convertirse en “una sopa de plásticos” por la cantidad de basura de ese material que soporta su caudal, así como la fauna y la flora que lo habita.
“La bajante del río es como levantar la alfombra y ver lo que había abajo” dijo el científico, quien además informó que en una muestra realizada en sábalos encontraron microplásticos en todos los ejemplares analizados.
Bletter fue invitado la semana pasada por el centro tecnológico del Acuario de Rosario a dar una charla pública sobre ese tema. “La contaminación por plásticos en el Paraná es como un elefante en la sala: algo que obviamente todos perciben y ven, pero todos ignoran también” agregó.
“Estamos ignorando la realidad y seguimos adelante fingiendo que el problema no existe. El Paraná, los plásticos y nuestra sociedad somos eso, es similar. No se puede seguir así” explicó, para agregar que incluso desde los ámbitos científicos “tampoco se ha abordado el tema en la medida que deberíamos hacerlo”.
Un problema global
Es muy frecuente escuchar hablar del plástico que contamina los océanos, pero mucho menos se menciona que, en gran parte, esa basura viene desde los ríos que confluyen a los mares en un sistema similar al de las venas del cuerpo humano.
Según información de organismos internacionales, se estima que se fabrican alrededor de 35 kilos de plástico por habitante por año a nivel mundial, una cifra que para Bletter es “absolutamente insostenible”, sobre todo si se tiene en cuenta que hasta el 43 por ciento de esa cantidad se desecha y un porcentaje muy importante sólo se usa una vez.
Ya en la década de los 70 comenzó a aparecer esa preocupación en la gran mayoría de la comunidad científica internacional. Hoy es un problema grave que afecta a alrededor de 700 especies marinas, y se estima que unas 2,4 millones de toneladas entran a los océanos desde los ríos.
Si bien la cuenca del Paraná no aparece (por suerte) en el ránking de los ríos más contaminados y contaminadores del planeta (que están casi todos en Asia), la contaminación por plásticos en zonas aledañas a los grandes centros urbanos es un problema visible y de urgente resolución.
La bajante que desde hace ya tres meses atraviesa el río Raraná destapó lo que habitualmente se esconde debajo de las aguas marrones: “El río es turbio y no se ve el fondo. Pero nosotros en nuestra investigación encontramos desechos en las costas, en barrancas, en las islas, flotando en la superficie de ríos y arroyos urbanos, en playas publicas, en los puertos y también en las columnas de agua”, dijo el experto, quien agregó que además, con el tiempo, el plástico se fragmenta “lo que multiplica el problema y también la contaminación”.
A nivel local existen muy pocos estudios científicos sobre el tema, lo que llevo a Bletter a encarar una investigación con su equipo de trabajo bajo algunas preguntas ordenadoras: ¿Qué tipos de plásticos hay en el Paraná? ¿Cuál es su origen? ¿Cómo llegaron hasta ahí? ¿Dónde se acumulan? ¿Qué especies de fauna son las más afectadas?