Se trata de un linfogranuloma, que compromete los ganglios linfáticos del área genital. Hasta el año 2017 no se habían registrado en Argentina y actualmente ya son 33 los afectados.
Se disparó un nuevo alerta epidemiológico ante la confirmación de 33 casos de linfogranuloma venéreo (LGV) entre septiembre de 2017 y julio de 2018 en el país.
Se trata de una infección de transmisión sexual causada por cepas de Chlamydia trachomatis de los genotipos L1, L2 y L3, algo inusual ya que no se habían registrado casos de esta enfermedad en Argentina.
El LGV se caracteriza por la aparición de úlceras genitales, ampliación de los ganglios linfáticos de la región inguinal y la inflamación del recto, y a su vez se asocia con altas tasas de co-infección con otras enfermedades de transmisión sexual, como el VIH y la sífilis.
Hasta el año 2017 no se habían registrado casos confirmados de LGV en Argentina. Desde septiembre de 2017 hasta el 11 de julio de 2018 detectaron 33 casos de infección por C. trachomatis pertenecientes al biovar LGV, según el alerta emitido por el Ministerio.
Los 33 casos corresponden a pacientes de sexo masculino, de edades entre 21 y 57 años. “El linfogranuloma venéreo es una infección de transmisión sexual que está producida por un tipo particular de germen que se llama Chlamydia. El brote que comunicó el Ministerio de Salud se ha dado fundamentalmente en hombres que tienen sexo con hombres. En el 90% de los casos fueron en pacientes VIH positivos. Pero eso no quiere decir que una persona VIH negativa no lo pueda contraer”, explicó Pedro Cahn, director Científico de Fundación Huésped.
“Esto vuelve a poner en el centro la necesidad de promover el uso del preservativo porque así como se transmite el LGV, del que no teníamos hasta ahora casos reportados, hay otras infecciones de transmisión sexual. Nosotros tenemos un crecimiento muy importante de la sífilis en la Argentina, también tenemos gonorrea, herpes, hepatitis B, HPV; hay cantidad de patologías en las cuales el uso del preservativo es sumamente importante”, destacó Cahn.
Asimismo, el especialista detalló el tratamiento de la enfermedad y explicó los principales síntomas: “Habitualmente se trata con un antibiótico muy antiguo que se llama Doxiciclina, que se debe tomar por un período prolongado. Clásicamente en el LGV se presentan úlceras que pueden estar en los órganos genitales o en la región anal con ganglios satélite y puede tener un componente inflamatorio muy importante. Si no se trata se da una cicatrización con fibrosis, puede haber abscesos, fístulas rectales y puede llegar a producir una estenosis del recto”.