Julieta Silva (30) fue condenada a 3 años y nueve meses de prisión por atropellar y matar al rugbier Genaro Fortunato (25), a la salida de un boliche en San Rafael en septiembre del año pasado. Se determinó que continúe detenida con prisión domiciliaria hasta para cumplir la pena.
La familia Fortunato esperaba la máxima condena, prisión perpetua, por homicidio agravado por el vínculo. Sin embargo, el tribunal de la 1° Cámara en lo Criminal de la 2° Circunscripción Judicial de Mendoza, conformado por los jueces Rodolfo Luque, Julio Bittar y María Eugenia Laigle la declaró culpable por homicidio culposo agravado. Además la inhabilitaron para conducir vehículos por 8 años.
Julieta Silva lloró al escuchar la sentencia en la sala de audiencia del palacio judicial de San Rafael, en el sur de Mendoza. Minutos antes, el juez le preguntó si quería decir sus últimas palabras antes de la condena. Ella evitó pronunciarse, pero sí lo hizo la mamá de Genaro, Graciela Linares: “Por qué, Julieta, por qué! Arruinaste dos familias”, le dijo a la acusada.
Durante el juicio, se buscó comprobar la relación por el vínculo, en un noviazgo que duró cerca de tres meses, cuando Julieta se había separado de su primer marido, con el que tiene dos hijos, de 6 y 11 años. Sin embargo, el tribunal determinó que no existió tal vínculo y fue muy beneficiosa la condena. Consideraron que no hubo intención de la acusada de matar a Fortunato.
Silva enfrentaba una acusación de homicidio, pero con varias calificaciones alternativas. Al debate oral llegó acusada por homicidio simple con dolo eventual —delito que se castiga con 8 a 25 años de prisión— y por homicidio culposo agravado, que tiene una pena máxima de cinco años.
Cerca del final del juicio, el fiscal Fernando Guzzo introdujo el agravante por la relación de pareja y pidió acusar a Julieta por homicidio agravado por el vínculo. Y en su alegato, le sumó a ese cargo la “emoción violenta” como circunstancia atenuante y pidió una pena de 14 años de cárcel para Silva.