La víctima había ido a comprar mercadería para la casa y el homicida lo llevó a otro lugar con la excusa de ir a “recoger piñas”. En una zona boscosa lo mató y habría abusado de él.
Los vecinos revelaron a medios uruguayos que Carlos G. era un chico violento: “Degollaba los gatos de los vecinos y los dejaba tirados en la calle”. También tenía como “afición” robar las bicicletas de sus vecinos o insultar a los chicos del barrio Neptunia Norte, en Canelones, Uruguay.
Nahuel, de 8 años, había ido el viernes a la mañana con su bicicleta a comprar mercadería a un almacén a dos cuadras de su casa. A las 15 la madre, preocupada, denunció la desaparición de Nahuel a la comisaría. En la mañana del sábado la Policía ya sabía quién era el asesino; ese día, por la tarde, Carlos G. visitaba a los padres de Nahuel con la bicicleta: “La tengo porque se la compré”, les dijo sin pestañear.
Carlos G., de 16, había interceptado al nene cuando lo vio frente al almácen: “Vamos a recoger piñas”, le dijo, en un engaño similar al que practicaba con caramelos el asesino en serie Cayetano Santos Godino, popularmente llamado “Petiso Orejudo”.
Luego de una intensa búsqueda, de la que participó el asesino, el cuerpo de Nahuel fue encontrado en una zona boscosa de la zona. La autopsia revelaría más tarde que el nene fue asesinado a golpes en la cabeza presuntamente con una piedra o una pala, tenía un brazo fracturado y casi desmembrado.”Hay sospechas de abuso sexual”, dijo la fiscal del caso, Darviña Viera.
La detención se produjo con total hermetismo para evitar un linchamiento de los vecinos.
“Me duele porque es mi hijo, pero es un hijo de puta”, declaró el padre del asesino. La madre, entre lágrimas, le pidió disculpas a la familia de Nahuel.
Ante la fiscalía, los padres de Carlos G. dijeron que el chico estuvo muchos años bajo tratamiento psiquiátrico y que incluso había sido medicado pero que nunca les dieron un diagnóstico.